Habitantes de Amberes desesperados ante el aumento de la inseguridad por el narcotráfico
La desesperación de los habitantes de Amberes, principal puerta de entrada de la cocaína en Europa, no deja de aumentar a causa de la criminalidad y la inseguridad provocadas por el tráfico de drogas, un problema que las autoridades belgas no logran erradicar.
"Vivimos una escalada" de la violencia, "¡Estamos hartos!", asegura Steven De Winter, habitante de un barrio residencial de esta localidad portuaria en el norte de Bélgica.
Este trabajador de una entidad bancaria, de 47 años, recuerda cuando una vivienda del barrio de Deurne recibió disparos de "una especie de fuegos de artificio" y eso provocó fuertes detonaciones en el distrito donde vive.
Uno de estos "ataques" tuvo lugar el pasado viernes a las 22H30 (21H30 GMT) contra el domicilio de una familia conocida por sus vínculos con el narcotráfico, explica De Winter.
"Fue un momento de pánico", recuerda este vecino. "No es posible que las cosas sigan así. Debe haber más seguridad en nuestro barrio", añade.
La fiscalía de Amberes asegura haber registrado en los últimos cinco años "más de 200 incidentes violentos relacionados con el tráfico de drogas", como amenazas, explosiones o el lanzamiento de explosivos (petardos o incluso granadas) contra viviendas.
La cantidad de cocaína incautada también aumentó de manera significativa, hasta alcanzar cerca de 90 toneladas en 2021.
Las capturas de droga este año ya eran de 71,6 toneladas a mediados de octubre y podrían superar las 100 toneladas a finales de año, según los servicios aduaneros belgas.
"La cocaína sigue inundando Amberes", lamentan agentes de los servicios de aduanas, quienes estiman que las incautaciones de droga apenas representan un 10% de la que circula por el puerto.
- Incidentes diurnos -
La cocaína mueve enormes cantidades de dinero y eso acentúa las rivalidades entre las distintas redes de traficantes, que están detrás de las explosiones o de otro tipo de incidentes para atraer la atención de la policía hacia una familia en lugar de otra.
Tras una doble explosión a mediados de mayo, De Winter y otros vecinos decidieron enviar un correo a las autoridades locales pidiéndoles una mayor presencia policial.
El distrito vecino de Borgerhout, situado a apenas 4 kilómetros de Deurne, también sufrió incidentes de este tipo durante el pasado verano.
"Estábamos acostumbrados a que los incidentes se produjeran de noche, pero esta vez hubo un tiroteo a las 18H30 (17H30 GMT)", lamenta Marij Preneel, la alcaldesa de este distrito antaño obrero y cada vez más gentrificado.
- ¿Una criminalidad procedente de Holanda? -
De Winter, mientras guiaba a los periodistas de la AFP por su barrio, señalaba aquellos comercios que cree que están vinculados al tráfico de drogas.
"Esta panadería presume de sus cruasanes para el desayuno, pero nunca está abierta por la mañana", afirma con suspicacia.
El hecho de convertir estas sospechas en pruebas es el trabajo de la policía, que se esfuerza para encontrar estas "máquinas de blanqueo de dinero".
"El 78% de las organizaciones criminales en Bélgica" disimulan su actividad detrás de una sociedad pantalla, explica el ministro belga de Justicia, Vincent Van Quickenborne, sobre una práctica habitual entre los traficantes.
Respecto a las explosiones, la policía de Amberes asegura esforzarse para combatirlas y haber efectuado "decenas" de detenciones", "casi todas ellas de sospechosos holandeses".
Según el ministro de Justicia, "40 sospechosos holandeses fueron identificados" en 23 investigaciones en la ciudad portuaria entre junio y octubre.
Un hecho que nutre la tesis defendida por las autoridades belgas de que buena parte de la criminalidad en Amberes procede de Holanda y del puerto de Róterdam, donde está implantada una red mafiosa marroquí.
(T.Burkhard--BBZ)