Policía londinense es sentenciado por cometer decenas de violaciones durante años
La justicia inglesa condena el martes, posiblemente a cadena perpetua, a un exagente londinense que cometió decenas de violaciones y agresiones durante casi dos décadas, en un nuevo escándalo que agrava la crisis de confianza en la policía británica.
David Carrick, de 48 años, que trabajaba para una unidad especial de Scotland Yard dedicada a proteger a parlamentarios y diplomáticos extranjeros, reconoció en vistas previas 24 cargos de violación a 12 mujeres entre 2003 y 2020, y otros tantos de agresiones y detención ilegal.
Pero algunos conciernen delitos múltiples, sumando casi medio centenar de violaciones.
Es uno de los casos "más conmocionantes que haya tenido que tratar implicando a un agente de policía en servicio", reconoció en enero la fiscal jefe Jaswant Narwal.
Según los investigadores, Carrick conoció a algunas de sus víctimas mediante aplicaciones de citas y eventos sociales y utilizó su posición para ganarse su confianza.
El policía reconoció haber violado durante meses, en algunos casos años, a sus víctimas, a la que encerraba en un pequeño armario bajo las escaleras de su casa durante horas, sin comida.
Las llamaba "esclavas", las controlaba financieramente y las aislaba de sus allegados.
"Le gustaba humillarlas y se servía de su posición profesional para dejarles claro que era inútil buscar ayuda porque nadie las creería", había declarado el inspector jefe de la policía Iain Moor.
Durante una vista el lunes, la fiscalía hizo un desgarrador recuento de sus "sistemáticas" agresiones desgranando los relatos de unas mujeres "atrapadas" que "ya no confían en la policía".
A una la conoció en un bar en 2003, le garantizó que estaría segura con él, antes de ponerle una pistola en la cabeza y violarla repetidamente.
Otra, a la que conoció en una web de citas, describió a un "monstruo" cuando estaba borracho, la mayor parte del tiempo, que la obligaba a realizar tareas domésticas desnuda.
Una tercera relató que le pegaba con un látigo, la silbaba como a un perro y la trataba como a un objeto que "le pertenecía y debía obedecerle".
- Crisis de confianza -
Carrick, destituido del cuerpo, admitió "plena responsabilidad por lo que hizo", afirmó su abogado, Alisdair Williamson.
Este caso provocó una nueva conmoción en el Reino Unido dos años después del asesinato de la ejecutiva londinense Sarah Everard, de 33 años, también a manos de un agente que fue condenado a cadena perpetua, y mermó gravemente la confianza en la policía británica.
La subcomisaria de Scotland Yard, Barbara Gray, pidió "disculpas a las mujeres que sufrieron a manos de David Carrick" alabando su valentía al decidir testificar.
"Deberíamos haber detectado su comportamiento y, como no lo hicimos, perdimos oportunidades de apartarlo" del cuerpo a tiempo, agregó. El caso fue remitido al organismo de control interno para que investigue lo ocurrido.
Durante las vistas se supo que la policía londinense había tenía conocimiento de varias acusaciones de violación, violencia doméstica y acoso contra el agente, pese a lo cual no se le impusieron sanciones penales ni medidas disciplinarias hasta su detención en 2021 a raíz de una primera denuncia.
La otrora reputada Policía Metropolitana ha sufrido duras críticas en los últimos años sobre la conducta de sus agentes, especialmente desde el secuestro, violación y asesinato de Everard, en el sur de Londres en marzo de 2021 por Wayne Couzens, que también trabajaba en la brigada de protección diplomática.
Este caso, que conmocionó al Reino Unido en pleno confinamiento contra el covid-19, puso de manifiesto que la jerarquía policial no había prestado atención a las múltiples señales de alarma sobre el comportamiento inquietante de Couzens.
Un informe publicado en noviembre puso de manifiesto las deficiencias en la selección y el control de los agentes de la policía londinense, entre quienes se denunciaron comportamientos misóginos y sexistas.
La crisis de confianza es tan grave que la directora de una destacada escuela londinense pidió a sus profesores advertir a las alumnas de que "no permitan a un policía solo acercarse en ningún momento".
(L.Kaufmann--BBZ)