Eskom, el gigante de la energía de Sudáfrica con pies de barro
Eskom se alimentó de la expansión de las minas de oro antes de suministrar luz a un 90% de los hogares de Sudáfrica. Pero hundida por la corrupción y las deudas, esta gigantesca empresa lastra la primera potencia industrial del continente.
Hace meses que los 60 millones de sudafricanos se quedan sin corriente hasta doce horas diarias.
El país declaró en febrero el estado de catástrofe nacional: las centrales de carbón están anticuadas, los cortes son frecuentes y las arcas están vacías. Pero el origen de la crisis se remonta a décadas atrás.
Eskom "representa una fuente de frustración y de ridículo enorme" en el país, resume Kyle Cowan, autor de "Sabotaje", un libro que detalla los problemas de esta empresa centenaria.
La compañía se muestra orgullosa de su historia, estrechamente ligada a la de Sudáfrica.
En su web recuerda que "los buenos habitantes de Kimberley", una zona de extracción de diamantes, fueron entre los primeros del mundo en dotarse de alumbrado eléctrico en 1882, "adelantándose incluso a Londres".
Se encontró oro en el lugar donde se fundó Johannesburgo y, para extraerlo, hacía falta energía. Había carbón en abundancia y se construyeron centrales de las que Eskom se hizo cargo en los años 1940.
Pero no anticiparon una cosa: el fin del dominio blanco.
En 1987, solo un 40% de los sudafricanos, blancos en casi su totalidad, tenían acceso a la electricidad. La segregación racial también excluía a los negros del acceso a corriente.
Las elecciones democráticas de 1994, que encumbraron como presidente a Nelson Mandela, desencadenaron una ambiciosa campaña para electrificar millones de hogares y mantener precios bajos.
Pero la empresa reconocerá más tarde que durante estos años se hizo "muy poco" para aumentar la capacidad de producción, la raíz del problema actual.
- Alerta ignorada -
La mayoría de centrales eléctricas tienen más de 45 años y se averían frecuentemente. "Eskom se gestionó mal hasta su hundimiento", dice Cowan.
El ministro de Finanzas, Enoch Godongwana, dijo recientemente a la AFP que lo más preocupante es "la deuda, que hace difícil avanzar rápidamente, en especial para modernizar las centrales".
En 1998, un documento gubernamental ya advirtió del problema que se avecinaba, pero fue ignorado por el presidente Thabo Mbeki y hasta 2007 la empresa no comenzó a construir dos nuevas centrales, que provocaron enormes sobrecostos.
Bajo la presidencia de Jacob Zuma (2009-2018), marcada por un nivel de corrupción sin precedentes, millones de dólares son desviados de Eskom a través de concursos públicos otorgados a empresas a cambio de sobornos.
La deuda de la empresa, que ha tenido más de diez dirigentes en quince años, se eleva ahora a unos 22.000 millones de dólares.
El año pasado, un antiguo presidente ejecutivo fue detenido por blanqueo y fraude.
- Corrupción flagrante -
A finales de febrero, el dirigente saliente de Eskom, André de Ruyter, comparó la corrupción en la empresa pública con un cáncer que ha hecho "metástasis" y acusó directamente al partido ANC en el poder.
Un ejemplo flagrante es la compra de rodilleras para los trabajadores que limpian los conductos. En el mercado cuestan algo más de 15 dólares y en una factura de Eskom la pieza iba a más de 4.000 dólares.
Los intentos de saneamiento se toparon con una feroz resistencia interna, dijo De Ruyter, que afirmó haber sobrevivido a un intento de envenenamiento con cianuro.
"La corrupción no es el origen de la crisis energética, pero es una de las principales razones por las que no está resuelta", afirmó la economista Roula Inglesi-Lotz.
Eskom, con 30.000 empleados, atribuyó parte de los problemas al sabotaje, al robo de carbón y de piezas por parte de grupos organizados y al impago de algunos clientes.
El presidente Cyril Ramaphosa prometió nombrar un ministro de Electricidad. Pero tomará mucho tiempo antes de que los problemas de corriente se conviertan en historia. "No hay una solución milagrosa", dijo Inglesi-Lotz.
(H.Schneide--BBZ)