Un pueblo ucraniano inundado para frenar a Rusia sigue anegado un año después
Más de un año después de que el ejército ucraniano inundara el pueblo de Demydiv para frenar la campaña relámpago de Moscú hacia Kiev, el sótano de Ivan Kukuruza sigue lleno de agua y su paciencia se está agotando.
En un intento desesperado por detener el avance del ejército ruso al inicio de la invasión, las autoridades ucranianas sacrificaron esta localidad de 3.700 habitantes, situada a 35 kilómetros al norte de Kiev, haciendo estallar una represa cercana.
La medida de urgencia funcionó, ayudando a detener la toma de la capital ucraniana, pero los esfuerzos posteriores para limpiar el estropicio han sido mucho menos ingeniosos y mucho más lentos.
"Que bajen los niveles de agua aunque sea a la mitad. Incluso así, los tanques no podrían pasar por aquí", razona Kukuruza, de 69 años.
Hasta ahora, los responsables ucranianos han evitado intervenir, temiendo un posible nuevo ataque por parte del aliado del Kremlin en el norte, Bielorrusia, y los habitantes de Demydiv se han quedado solos en sus esfuerzos por achicar el agua.
Por ejemplo, las bombas que compró Kukuruza para drenar su propiedad se rompieron debido al frío invierno y las 20.000 grivnas (unos 540 dólares) que recibió como compensación no cambian el hecho de que su sótano, cuyas estanterías están repletas de botes con pepinillos en vinagre, sigue lleno de agua estancada y medio congelada.
Pero a pesar de las dificultades, como tantos residentes mayores de las regiones ucranianas marcadas por la invasión rusa, Kukuruza no tiene intención de marcharse.
- 'La gente sufre'-
De hecho, nadie de entre las decenas de residentes de Demydiv y alrededores afectados por el agua han aceptado las ofertas de reasentamiento del gobierno, explica el alcalde de Dimer, una localidad aledaña, Volodimir Podkurganni.
"El objetivo original era (...) defender Kiev", dijo a la AFP en una reciente entrevista.
El ejército ucraniano lo logró: detonando explosivos colocados en la barrera de un enorme embalse cercano, envió al río Irpin millones de litros de agua que se desparramaron por toda la zona.
La estratagema permitió a las tropas obtener el tiempo necesario para reagruparse y golpear a las fuerzas de Moscú, atrapadas en la zona pantanosa.
De hecho, los responsables de Kiev quieren que el Irpin sea reconocida como un "río heroico", una referencia a las "ciudades heroicas" de la era soviética que resistieron la invasión de la Alemania nazi.
La operación de defensa dejó doscientas viviendas inundadas.
"Está claro que la gente sufrió" y sigue sufriendo, a juzgar por la "pila de cartas" que dice recibir Podkurganny de los habitantes afectados pidiéndole que haga "algo".
- "Volverá el paraíso" -
Sólo los activistas medioambientales ven la situación desde una perspectiva diferente.
La región era un vasto humedal que fue drenado durante la época soviética y ahora el río, aseguran, está volviendo a la vida.
Valentina Osipova, residente de la zona de 77 años, da fe del cambio: su jardín, donde antes cultivaba bayas y coliflor, ahora se encuentra estéril. En cambio, el verano pasado, relata, llegaron nuevos 'residentes'.
"¡Castores! ¡Estaban tomando el sol! De hecho, al final nos hicimos amigos", dice esta profesora jubilada.
El silencio de su tranquilo hogar, conectado con el mundo exterior por un camino de tierra, ha sido invadido por el zumbido de las bombas motorizadas que se esfuerzan por secar su modesta parcela.
Aun así, todavía tiene esperanza para el futuro.
"Cuando se bombee toda el agua y nuestra tierra vuelva a su estado anterior, volverá a ser un paraíso", confía la mujer.
Kukuruza se muestra de acuerdo con ella.
Luego asegura que, si bien el agua desempeñó su papel heroico al frenar a las fuerzas rusas, en última instancia, no puede atribuírsele todo el mérito.
"El pueblo ucraniano se levantó y los detuvo. No fue el agua la que lo hizo".
(O.Joost--BBZ)