China y Japón, medio siglo de relaciones crispadas
China y Japón conmemoran este mes los 50 años de la normalización de sus relaciones diplomáticas, pero el aniversario no será celebrado con gran pompa dada la creciente crispación geopolítica entre ambos países.
La segunda y la tercera economía mundial respectivamente son importantes socios comerciales y hace unos años parecían dispuestos a estrechar lazos diplomáticos, con un proyecto de visita de Estado del presidente chino Xi Jinping a Japón.
Pero la relación se deterioró considerablemente después ante las crecientes ambiciones de Pekín en Asia-Pacífico, seguidas con sospecha e inquietud desde Tokio.
Durante la intensificación de las tensiones sinoamericanas por Taiwán en agosto, misiles chinos cayeron en la zona económica exclusiva de Japón, que protestó vivamente.
Además, Tokio, aliado cercano de Washington, se queja regularmente de la actividad china alrededor de las islas Senkaku, administradas por Japón pero reclamadas por China bajo el nombre de islas Diaoyu.
"Los barcos chinos merodean durante decenas de días en el mar de China Oriental mientras que ya han construido una isla artificial y una base en el mar de China Meridional", señala Kenichiro Sasae, director del Instituto Japonés de Asuntos Internacionales.
"¿Hasta dónde irá la ambición de China como potencia naval?", pregunta.
La guerra en Ucrania ha acentuado las diferencias entre Tokio, que respalda a sus aliados occidentales, y Pekín, que cuida sus relaciones con Moscú.
Este conflicto también reavivó las especulaciones de una eventual invasión china sobre Taiwán: la situación en Ucrania "podría ser la de Asia Oriental mañana", ha afirmado el primer ministro nipón, Fumio Kishida.
- Japón "nervioso" -
Sus relaciones en la primera mitad del siglo XX estuvieron marcadas por el expansionismo militar japonés y las graves atrocidades cometidas por su ejército en China, que reprocha todavía a Tokio no haber revisado esos hechos.
Pekín también muestra su enfado por las visitas de ministros nacionalistas japoneses al santuario de Yasukuni en Tokio, que recuerda a los responsables nipones condenados por crímenes de guerra después de la Segunda Guerra Mundial.
Ambos países normalizaron sus relaciones diplomáticas en un comunicado común el 29 de septiembre de 1972, que puso fin oficialmente a su estado de guerra y llevaron a Japón a dejar de reconocer Taiwán.
Sus intercambios económicos se desarrollaron rápidamente, aunque sus relaciones diplomáticas se probaron más inestables.
La ascensión de China ha provocado que Japón esté "nervioso", explica Rumi Aoyama, directora del Instituto de Estudios Chinos Contemporáneos en la Universidad Waseda.
Para Tokio, la actividad china alrededor de las islas Senkaku toca un "nervio vital", dice a AFP. Pero China ve las cosas de forma distinta y piensa que Tokio "se contenta con seguir lo que dice Estados Unidos", añade.
Japón ha ampliado sus amistades frente a Pekín. Respaldó el reimpulso de la alianza Quad con Australia, India y Estados Unidos y Kishida se convirtió en el primer dirigente nipón en participar en una cumbre de la OTAN.
- Economías interdependientes -
Japón busca doblar su presupuesto de defensa, que podría llegar al 2% del PIB en cinco años.
Se trataría de un cambio radical para el país insular, cuya Constitución pacifista limita sus capacidades militares, pero un aumento relativamente modesto comparado con el incremento de las partidas chinas desde hace 20 años.
Aun así, esta decisión puede provocar tensiones si no se comunica cuidadosamente a Pekín, advierte Sasae. "Japón debe hacer saber claramente que no quiere una confrontación militar".
A pesar de las fricciones, los dos países son interdependientes económicamente: China es el primer socio comercial de Japón y este es el segundo socio de Pekín después de Estados Unidos.
Es "un factor decisivo para impedir una caída libre" de las relaciones sinojaponesas, estima Aurelio Insisa, profesor de historia de la Universidad de Hong Kong y especialista de las relaciones entre los dos países.
El gobierno japonés pretende organizar en los próximos meses una entrevista entre Xi y Kishida, que no se comunicaron directamente desde una llamada en octubre de 2021.
Pero los intereses comerciales no bastan para reconducir las relaciones.
"El comportamiento de Pekín en su vecindario y la percepción que tiene Tokio de esto son los dos principales factores susceptibles de cambiar la dinámica actual", dice Insisa.
"Yo no apostaría por una mejora en estos dos frentes", añade.
(H.Schneide--BBZ)