Berliner Boersenzeitung - Cazando con los inuits en la banquisa ártica que se derrite

EUR -
AED 3.824403
AFN 72.783669
ALL 98.225528
AMD 409.464261
ANG 1.86853
AOA 955.849322
ARS 1064.387711
AUD 1.664145
AWG 1.874215
AZN 1.769528
BAM 1.951341
BBD 2.093416
BDT 123.896861
BGN 1.952286
BHD 0.392649
BIF 3065.294954
BMD 1.041231
BND 1.408082
BOB 7.164627
BRL 6.332664
BSD 1.036831
BTN 88.144565
BWP 14.330251
BYN 3.393046
BYR 20408.117808
BZD 2.084137
CAD 1.497322
CDF 2988.331476
CHF 0.932314
CLF 0.037326
CLP 1029.933253
CNY 7.600257
CNH 7.607949
COP 4571.001897
CRC 523.104561
CUC 1.041231
CUP 27.592608
CVE 110.014643
CZK 25.124215
DJF 184.628074
DKK 7.457658
DOP 63.135717
DZD 140.371386
EGP 53.084848
ERN 15.618458
ETB 129.24454
FJD 2.41152
FKP 0.824636
GBP 0.82807
GEL 2.926165
GGP 0.824636
GHS 15.24117
GIP 0.824636
GMD 74.968838
GNF 8957.529568
GTQ 7.988744
GYD 216.914291
HKD 8.091022
HNL 26.318854
HRK 7.468649
HTG 135.640025
HUF 414.44462
IDR 16858.094479
ILS 3.784951
IMP 0.824636
INR 88.601952
IQD 1358.196146
IRR 43822.821093
ISK 145.095638
JEP 0.824636
JMD 162.219284
JOD 0.738439
JPY 163.034814
KES 134.683497
KGS 90.587188
KHR 4166.478445
KMF 485.34358
KPW 937.106868
KRW 1512.007243
KWD 0.320761
KYD 0.864025
KZT 544.505654
LAK 22693.139901
LBP 92844.823907
LKR 304.404352
LRD 188.179957
LSL 19.088078
LTL 3.074483
LVL 0.62983
LYD 5.094358
MAD 10.434853
MDL 19.097357
MGA 4891.820837
MKD 61.496935
MMK 3381.876049
MNT 3538.101105
MOP 8.300232
MRU 41.233769
MUR 48.781555
MVR 16.046221
MWK 1797.378204
MXN 20.905883
MYR 4.674608
MZN 66.538512
NAD 19.088078
NGN 1610.210968
NIO 38.15281
NOK 11.77626
NPR 141.031704
NZD 1.841224
OMR 0.400872
PAB 1.036831
PEN 3.860777
PGK 4.204392
PHP 60.972335
PKR 288.591389
PLN 4.256512
PYG 8084.524626
QAR 3.779662
RON 4.975999
RSD 116.979118
RUB 105.531204
RWF 1445.297097
SAR 3.912738
SBD 8.729213
SCR 14.520152
SDG 626.296741
SEK 11.493389
SGD 1.411039
SHP 0.824636
SLE 23.794301
SLL 21834.086132
SOS 592.545869
SRD 36.579493
STD 21551.369123
SVC 9.072267
SYP 2616.123123
SZL 19.083389
THB 35.54656
TJS 11.342479
TMT 3.654719
TND 3.30375
TOP 2.438663
TRY 36.671935
TTD 7.036919
TWD 34.038856
TZS 2498.953516
UAH 43.482929
UGX 3803.308389
USD 1.041231
UYU 46.244319
UZS 13367.451677
VES 53.598498
VND 26496.713159
VUV 123.61697
WST 2.876699
XAF 654.461375
XAG 0.035009
XAU 0.000396
XCD 2.813977
XDR 0.790893
XOF 654.461375
XPF 119.331742
YER 260.698065
ZAR 19.131335
ZMK 9372.319369
ZMW 28.693428
ZWL 335.275796
Cazando con los inuits en la banquisa ártica que se derrite
Cazando con los inuits en la banquisa ártica que se derrite / Foto: Olivier Morin - AFP

Cazando con los inuits en la banquisa ártica que se derrite

En la banquisa, Hjelmer Hammeken ha avistado una foca cerca de su hoyo en el hielo. Camuflado de blanco, el cazador inuit avanza con pasos lentos sobre la nieve, se tumba y espera. Al golpear el suelo con los pies, el animal levanta la cabeza y él dispara.

Tamaño del texto:

En medio de este paisaje lunar, Hjelmer despedaza inmediatamente a su presa y engulle un trozo de hígado todavía caliente. La recompensa del cazador.

La escena es rutinaria en Ittoqqortoormitt, cerca del estrecho de Scoresby, el mayor fiordo del mundo en la costa este de Groenlandia, en los confines del Ártico.

En esta aldea de 350 habitantes de casas coloridas, todos los hombres cazan: osos si son profesionales; focas, narvales o bueyes almizcleros si son aficionados. Es un estilo de vida ancestral que se transmite de generación en generación.

Pero desde hace una veintena de años, el cambio climático y las cuotas de caza amenazan una tradición que garantiza la supervivencia de las familias inuits.

Para retratar su vida cotidiana, una videoperiodista y un fotógrafo de la AFP convivieron durante varios días a finales de abril con cazadores profesionales de Ittoqqortoormitt.

- "¿Qué pasará en los próximos 50 años?" -

Cuando llega con su trineo tirado por perros por la banquisa junto al océano, el veterano de 66 años Hjelmer Hammeken impone respeto. Es el mayor cazador de osos polares de Groenlandia: 319 abatidos en cincuenta años, siete este año.

Su reputación se remonta a los años 1980. Partía solo con sus perros hacia los glaciares del fiordo, equipado solo con una tienda y unas pocas provisiones. Después de varias semanas de expedición, podía volver con hasta tres osos.

Era la época dorada para los cazadores profesionales, que vendían las pieles de los osos al extranjero.

En 2005 se establecieron cuotas de caza para frenar la caída de población de osos polares. Este año se limitaron a 35 ejemplares, que ya se han alcanzado a finales de abril.

Por ello, ese día, Hjelmer optó por cazar una foca, que no está limitada por cuotas.

Él ha visto cómo desde principios de siglo, el cambio climático ha afectado lenta pero inexorablemente el Ártico, que se está calentando cuatro veces más deprisa que la media mundial.

"Antes, podíamos cazar todo el año", cuenta. "En invierno, el hielo era más duro (...) y el fiordo no se derretía nunca". Hoy, el hielo es menos espeso, la banquisa menos extensa y el estrecho está completamente abierto desde mediados de julio hasta principios de septiembre.

Mientras observa el horizonte junto al joven cazador Martin Madsen, el viento se va despertando, al igual que el mar. El hielo, más fino al borde de la banquisa, se vuelve inestable. El riesgo es que se desprenda. Es hora de irse.

"En agosto, toda la banquisa estará derretida, ya solo quedará el mar, un mar agitado", lo que complicará cazar focas o narvales (también sometidos a cuotas), prosigue Hjelmer.

En cuanto a los osos polares, se pregunta cómo sobrevivirán ya que cazan en la banquisa. En verano, atrapados en tierra firme y muertos de hambre, se acercan al pueblo. Es probable que en un futuro migren más al norte, apuntan los investigadores.

"¿Qué pasará en los próximos 50 años?", pregunta Hjelmer. "La caza es fundamental para nuestra supervivencia, lo necesitamos para comer, para traer dinero a casa. Es importante para el pueblo, para nuestro futuro".

- Sopa de oso polar -

Como cada mañana, Martin Madsen, de 28 años, observa el horizonte desde su ventana. Luego, consulta las previsiones meteorológicas en su celular. Hoy no hay niebla y hay mucho sol. Condiciones ideales para cazar. Agarra sus rifles y se dirige al borde de la banquisa.

Otros cazadores están ya en posición y escudriñan el paisaje. A dos kilómetros, tres osos polares están al acecho.

Para atraer a las focas, los inuits raspan el hielo con su "tooq", un largo palo de madera que imita el sonido de los pinnípedos cuando cavan el agujero en el hielo que les permite respirar.

Cuando un cazador descubre uno, grita "¡Aanavaa!" [pronunciado "Anaua": "¡Aquí una foca!") y silba para atraer al animal. Si falla, los otros pueden disparar.

Le pasó a Martin ese día. Al día siguiente, mata a una foca barbuda desde una distancia de más de 200 metros y con ayuda de su rifle calibre 222 mm. Está orgulloso. "Los perros podrán comer", dice después de haberse apresurado en regresar a la barca antes de hundirse.

Al igual que Hjelmer, Martin es uno de los 10 cazadores profesionales de Ittoqqortoormitt. Son los únicos autorizados a abatir osos polares, un título que se concede si el 100% de sus ingresos procede de la caza.

"He cazado desde niño. Crecí entre cazadores, mi padre, mi abuelo", cuenta. Las condiciones, sin embargo, han cambiado. No tanto en la manera de hacerlo --con la emergencia de celulares, satélites o motos de nieve-- sino en las condiciones de vivir de ello.

"Hoy no queda mucho por cazar", dice Martin. "Las cuotas impuestas a los cazadores no funcionan".

Las pieles de oso, que sólo pueden venderse en Groenlandia desde el embargo impuesto por la Unión Europea en 2008, alcanzan los 2.000 euros; las de foca los 40 euros, menos de la mitad que antes de que se impusiera una prohibición en 2009, que finalmente se levantó para los inuit.

Martin regresa a casa. Su esposa, Charlotte Pike, está preparando una sopa de oso polar. Tomates, zanahorias, cebolla y curry rojo.

"Dado lo poco que ganamos con la caza (...) la vida es muy difícil", dice esta mujer de 40 años, que busca una alternativa económica acogiendo turistas en su casa.

"Por no hablar", sigue, "de todo lo que oímos en el mundo sobre matar animales, no comer carne (...). Es duro para nosotros".

Martin, que nunca fue a la escuela, espera que su hijo Noah, de ocho años, tenga un futuro distinto, alejado de la caza.

- De generación en generación -

Peter, el padre de Nukappiaaluk Hammeken, de 11 años, no es cazador profesional.

Gestiona una tienda de comestibles en este pueblo del fin del mundo, a 800 km del asentamiento humano más cercano, en Groenlandia, que se abastece por barco de carga una o dos veces al año.

Nukappiaaluk Hammeken, sin embargo, sueña con ser parte de esta élite que caza presas. Aunque su número disminuye con los años.

En la juventud de Hjelmer -su tío abuelo- "casi todos los hombres del pueblo" eran cazadores profesionales.

Nukappiaaluk tendrá que esperar hasta los 12 años para poder cazar por primera vez. Para convertirse en un profesional, deberá pasar por un largo aprendizaje con los ancianos.

El requisito son los perros de trineo, obligatorios para la caza profesional.

Hoy, el tímido chico prepara a mano los collares para sus nueve cachorros. "Quiere convertirse en cazador profesional, así que le explico cómo hacerlo", dice su padre, de 38 años.

En dos meses, sus perros podrán empezar a trabajar. Nukappiaaluk tendrá que aprender a adiestrarlos, dirigirlos por la voz para que alcancen 30 km/h y ganarse su respeto: el más mínimo error puede ser fatal en este entorno hostil.

También deberá aprender a entender a sus futuras presas. Su dieta, su hábitat y sus movimientos a medida que evolucionan con el clima. Así lo hicieron las generaciones de cazadores que le precedieron.

"Si no conoces a tus antepasados, no sabes quién eres", resume su hermano Marti, de 22 años.

mpr-om-cbw-dp/dbh-sag/zm

(Y.Berger--BBZ)