Berliner Boersenzeitung - Fort McKay: donde el bosque boreal de Canadá dio paso a las arenas bituminosas

EUR -
AED 3.831072
AFN 72.927229
ALL 98.419269
AMD 410.271893
ANG 1.872215
AOA 957.496706
ARS 1061.692588
AUD 1.668305
AWG 1.877444
AZN 1.777282
BAM 1.955189
BBD 2.097545
BDT 124.141237
BGN 1.955855
BHD 0.391978
BIF 3071.340978
BMD 1.043024
BND 1.410859
BOB 7.178758
BRL 6.347889
BSD 1.038876
BTN 88.318423
BWP 14.358517
BYN 3.399738
BYR 20443.276614
BZD 2.088248
CAD 1.495916
CDF 2993.480167
CHF 0.932343
CLF 0.037343
CLP 1030.408256
CNY 7.610327
CNH 7.606363
COP 4547.280118
CRC 524.136339
CUC 1.043024
CUP 27.640144
CVE 110.230581
CZK 25.128859
DJF 184.992236
DKK 7.459297
DOP 63.260247
DZD 140.605096
EGP 53.072428
ERN 15.645365
ETB 129.499464
FJD 2.41674
FKP 0.826056
GBP 0.830004
GEL 2.931306
GGP 0.826056
GHS 15.271232
GIP 0.826056
GMD 75.098122
GNF 8975.197506
GTQ 8.004501
GYD 217.342135
HKD 8.109462
HNL 26.370766
HRK 7.481515
HTG 135.907563
HUF 414.018477
IDR 16867.059138
ILS 3.811566
IMP 0.826056
INR 88.607528
IQD 1360.875069
IRR 43898.289923
ISK 145.105945
JEP 0.826056
JMD 162.539247
JOD 0.739613
JPY 163.175981
KES 134.118122
KGS 90.743481
KHR 4174.696457
KMF 486.179751
KPW 938.721302
KRW 1508.651632
KWD 0.3212
KYD 0.86573
KZT 545.579643
LAK 22737.90012
LBP 93027.952144
LKR 305.004763
LRD 188.551125
LSL 19.125728
LTL 3.07978
LVL 0.630915
LYD 5.104406
MAD 10.455435
MDL 19.135025
MGA 4901.469523
MKD 61.515792
MMK 3387.702296
MNT 3544.196494
MOP 8.316603
MRU 41.315099
MUR 49.23465
MVR 16.066474
MWK 1801.337535
MXN 20.945288
MYR 4.701994
MZN 66.653144
NAD 19.125728
NGN 1616.208293
NIO 38.228063
NOK 11.807144
NPR 141.309876
NZD 1.844266
OMR 0.401355
PAB 1.038876
PEN 3.868392
PGK 4.212685
PHP 61.403232
PKR 289.16061
PLN 4.263169
PYG 8100.470639
QAR 3.787117
RON 4.976899
RSD 116.931488
RUB 107.374772
RWF 1448.147818
SAR 3.91792
SBD 8.744252
SCR 14.545014
SDG 627.382961
SEK 11.507274
SGD 1.414241
SHP 0.826056
SLE 23.784779
SLL 21871.701575
SOS 593.714613
SRD 36.642527
STD 21588.497505
SVC 9.090162
SYP 2620.630141
SZL 19.121029
THB 35.692677
TJS 11.364851
TMT 3.661015
TND 3.310266
TOP 2.442871
TRY 36.580744
TTD 7.050798
TWD 34.034966
TZS 2467.229611
UAH 43.568696
UGX 3810.81008
USD 1.043024
UYU 46.335532
UZS 13393.817798
VES 53.689938
VND 26550.18399
VUV 123.829936
WST 2.881655
XAF 655.752242
XAG 0.03535
XAU 0.000398
XCD 2.818826
XDR 0.792453
XOF 655.752242
XPF 119.331742
YER 261.147252
ZAR 19.097296
ZMK 9388.474223
ZMW 28.750023
ZWL 335.853405
Fort McKay: donde el bosque boreal de Canadá dio paso a las arenas bituminosas
Fort McKay: donde el bosque boreal de Canadá dio paso a las arenas bituminosas / Foto: Ed JONES - AFP

Fort McKay: donde el bosque boreal de Canadá dio paso a las arenas bituminosas

El olor impregna el aire. Un hedor acre a gasolina. Luego está el hollín, que lo cubre todo: los árboles, los arbustos, incluso la nieve en invierno. Y durante todo el día, detonaciones ensordecedoras ahuyentan a los pájaros.

Tamaño del texto:

En Fort McKay, en la región de Fort McMurray, en el corazón del bosque boreal de Canadá, las coníferas y los álamos han dado paso hace tiempo a enormes minas a cielo abierto para la explotación de arenas bituminosas, uno de los proyectos industriales más grandes del mundo.

Vista desde el cielo, la zona contrasta con la gran extensión verde que la rodea. La tierra está salpicada de grandes agujeros negros, charcos gigantes de agua. Hay una maraña de carreteras asfaltadas por las que transitan cada día cientos de camiones, y en medio, inmensas fábricas que echan humo por anchas chimeneas.

En tierra, varias veces por minuto las detonaciones espantan a las aves migratorias, que llegan cada año a esta zona en el norte de la provincia de Alberta. Lo hacen para evitar que bajen a los enormes estanques que recolectan agua contaminada, donde flotan espantapájaros de hierro vestidos con chalecos naranjas.

Estas minas volvieron ricos a los habitantes de Fort McKay, la mayoría indígenas. Pero también han modificado y dañado profundamente la tierra en la que sus antepasados vivieron durante siglos.

"Todo ha cambiado, todo está destruido hoy", dice Margie Lacorde, de 74 años, triste al ver las hojas resecas y amarillentas por la sequía.

Esta locuaz métis (mestiza con ascendencia aborigen y europea) lamenta no poder bañarse más en el río y recoger bayas en los bosques como lo hacía de niña.

En su infancia, las familias derretían nieve para usar el agua para beber y cocinar. Eso sería imposible hoy: apenas la nieve toca el suelo, se ensucia por el polvo que se filtra desde las fábricas.

"La contaminación está acabando con nuestra naturaleza", dice Lacorde a la AFP, aunque ella trabajó en la industria petrolera durante años para mantener a su familia.

Tampoco quedan terrenos de caza: la tierra se vendió para uso industrial.

- "Profanado" -

"Es nuestro territorio el que está profanado por la industria petrolera en nombre del dólar y la prosperidad del dinero", afirma Jean L'Hommecourt, una activista ambiental de 59 años, que asumió la lucha que alguna vez defendieron sus padres.

Las arenas bituminosas son partículas formadas por granos de arena cubiertos por una película de agua, rodeada a su vez por una capa de betún, cuya extracción consume mucha energía y genera un gran volumen de gases de efecto invernadero.

Cuando se instaló la primera mina en 1967, se firmaron convenios con las comunidades para brindarles trabajo y recursos.

Pero los impactos ecológicos son tan significativos que se ha puesto en duda la existencia de poblaciones indígenas, cree esta activista.

"Todo aquello de lo que dependemos para mantener nuestra cultura se ha visto comprometido por la industria", dice la mujer de cabello largo y canoso, señalando las bayas que normalmente se usan para el té y que ahora están demasiado contaminadas para usarlas.

Hoy en día, los sitios activos de extracción de arenas bituminosas forman una cadena de más de 60 kilómetros a lo largo del río Athabasca.

El pueblo de Fort McKay, con sus aproximadamente 800 habitantes, es un pequeño punto en el mapa en medio de este complejo industrial.

Canadá alberga el 10% de las reservas conocidas de oro negro del mundo, gran parte de las cuales se encuentran en las arenas bituminosas de Alberta.

Todos los días, se extraen casi 3 millones de barriles de crudo de esas arenas, según datos oficiales del gobierno, lo que hace que Canadá sea el cuarto mayor productor de petróleo del mundo y el principal exportador de crudo a Estados Unidos.

En total, más de 4.800 kilómetros cuadrados se utilizan para la extracción de arenas bituminosas en el país.

La industria "se ha apoderado de todas nuestras tierras y aguas, nuestro acceso a nuestra vida silvestre y nuestras plantas medicinales", afirma L'Hommecourt, una indígena dene.

Cuando los lugareños expresaron su preocupación, "todo quedó registrado", continúa. "Y luego las empresas simplemente dijeron 'ok, recopilamos la información, recopilamos sus inquietudes y lo mitigaremos todo con dinero".

- Medio ambiente vs. prosperidad -

Para muchos conservacionistas, el impacto de esta industria es tal que hablan de "ecocidio".

El sector del petróleo y el gas representa una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de Canadá, según los últimos datos oficiales de 2022. Y solo el sector de las arenas bituminosas, el 12%.

Los científicos han detectado rastros de otras emisiones de contaminantes atmosféricos nocivos, como el óxido de azufre y los óxidos de nitrógeno, en suelos y capas de nieve a decenas de kilómetros de la zona minera.

La industria también consume una gran cantidad de agua, extraída de ríos y lagos cercanos.

"Aún queda mucho por hacer para reconocer el daño causado", lamenta Keith Stewart, de la oenegé ambientalista Greenpeace, criticando a las empresas que se demoran en limpiar.

No obstante, Stewart reconoce un "gran cambio" en la protección del medio ambiente en los últimos años.

"Durante mucho tiempo, incluso la idea de que pudiéramos limitar la expansión se consideró una locura y ahora es la idea de una expansión a gran escala la que parece una locura".

Pero no todos ven las arenas bituminosas como algo malo.

"La realidad es que si mañana cerrara la operativa de las arenas bituminosas, mi comunidad se moriría de hambre", dice Ron Quintal, jefe de los métis de Fort McKay, quien recuerda que "el 95% de los conciudadanos trabajan de una forma u otra en la industria petrolera".

Y las comunidades indígenas han pasado "30 a 40 años" tratando de asociarse con estos proyectos por lo que sería "muy difícil intentar que nuestra gente dé marcha atrás".

(A.Berg--BBZ)