A un océano de distancia, los rusos-estadounidenses se sienten rechazados por cuenta de la guerra de Putin
En los días posteriores al envío de tropas a Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin, la Escuela Rusa de Matemáticas, una red de academias extracurriculares populares en los Estados Unidos, sintió que no tenía más remedio que hablar.
Refiriéndose a la guerra en curso como "una fuente de dolor enorme, real y concreta para todos nosotros", la escuela expresó en un comunicado: "Apoyamos al pueblo ucraniano contra Putin, su régimen y la invasión militar rusa de Ucrania".
La red también instó a quienes realizan aportes a no confundir a la escuela con las acciones del Kremlin.
A medida que las bombas rusas arrasan ciudades ucranianas, el horror es agudo entre los ruso-estadounidenses, muchos de los cuales también tienen familiares y amigos tanto en Rusia como en Ucrania.
Mientras los restaurantes temáticos alusivos a Rusia enfrentan vandalismo y amenazas en las ciudades de Estados Unidos, y los músicos y artistas rusos son removidos de las carteleras de eventos, algunos sienten que la guerra de Putin ha ensombrecido a toda su comunidad y su patrimonio.
Fundada en Boston hace 25 años por dos refugiados judíos de Bielorrusia y Ucrania, ambos educados en San Petersburgo, Rusia, la escuela de matemáticas explicó que lleva el nombre de la "tradición histórica de las matemáticas rusas".
"Independientemente de su país de origen, nadie es responsable de esta guerra excepto Putin y su régimen”, escribió.
- 'Soporta la vergüenza' -
El primer día de la invasión rusa, Alexander Stessin, oncólogo originario de Moscú que vive en Nueva York, se despertó con el mensaje de texto de un amigo en el cual le pronosticaba que el mundo no volvería a ser el mismo.
"Fue una conmoción absoluta, un horror absoluto, y ese sentimiento no ha mermado", dijo Stessin.
"Sentí que todo mi mundo se vino abajo", admitió.
Casi 2,5 millones de estadounidenses son de ascendencia rusa, según la oficina del censo de Estados Unidos, y es aún mayor la comunidad de inmigrantes nacidos en la época de la extinta Unión Soviética que tiene vínculos con la cultura rusa, muchos de ellos refugiados judíos.
La misma familia de Stessin emigró en 1990 cuando él tenía 11 años, pero mantuvo fuertes lazos con su país natal, al punto de que publicó libros premiados en Rusia.
El hombre de 43 años es muy consciente de que su dolor "no es nada comparado con lo que tiene que soportar el pueblo ucraniano". Sin embargo, asegura, "todos tendremos que soportar la vergüenza por el hecho de ser rusos, no podemos escapar de ella".
- 'Cancelar todo lo ruso' -
En ese ambiente, Eugene Koonin, un distinguido biólogo y miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, se sintió obligado a enviar una carta abierta contra la invasión.
La misiva firmada por varias docenas de científicos de habla rusa provenientes de la entonces Unión Soviética, trabajadores de los Institutos Nacionales de Salud - una agencia de investigación insignia de Estados Unidos -, condenaba la "guerra agresiva, genocida y sin sentido" de Putin.
Sin embargo, en una entrevista con la AFP, Koonin también se pronunció en contra de que revistas académicas internacionales devuelvan artículos presentados por científicos rusos, y de que los gobiernos o los consejos universitarios detengan las colaboraciones de académicos rusos.
"Los científicos rusos que trabajan y viven (en Rusia) en este momento siguen siendo nuestros colegas excepto aquellos que profesan apoyo" al régimen, dijo Koonin, quien ha vivido en Estados Unidos por tres décadas.
"Merecen nuestra compasión y ayuda", dijo, y advirtió que la "acción prohibitiva general" contra los académicos rusos fue "miope y perjudicial".
Conforme la guerra se extiende profundamente en la esfera cultural, Stessin también advirtió contra la tentación de "cancelar todo lo ruso", independientemente de cualquier vínculo con el régimen de Putin.
Mientras el Metropolitan Opera y el Carnegie Hall de Nueva York invocaron el apoyo a Moscú para cortar los lazos con la soprano estrella Anna Netrebko y el director Valery Gergiev, las orquestas de Cardiff (Gales) y Zagreb (Croacia) fueron más allá al eliminar al compositor clásico Pyotr Tchaikovsky de su programación.
En opinión de Stessin, ese enfoque es en la misma medida "fácil" como "muy perjudicial".
"Tchaikovsky lleva muerto ya bastantes años, y no le afecta de ninguna manera", expresó, mientras que la medida "priva a los asistentes al concierto y a los amantes de la música de todo el mundo su maravillosa obra".
Haciéndose eco de ese argumento, la Filarmónica Juvenil de Portland siguió adelante con una actuación programada para el 5 de marzo con piezas de Tchaikovsky y Serguéi Prokofiev, por considerar su música "parte del patrimonio artístico del mundo".
- 'Congelado de horror' -
Al sur de Portland, en California (oeste), donde Silicon Valley ha visto un auge de nuevas empresas tecnológicas fundadas en Rusia, hay una sensación palpable de que sus perspectivas se han frenado.
"La comunidad tecnológica de habla rusa ha quedado horrorizada", declaró Nick Davidov, quien se mudó desde Rusia en 2015 y ahora dirige un fondo de inversión enfocado en empresas tecnológicas junto con su esposa Marina.
La semana pasada, Fridge No More, una compañía nueva de entrega de comestibles fundada en Nueva York por un empresario ruso, cerró y despidió a sus 600 trabajadores después de no poder recaudar fondos adicionales, en parte porque su relación con Rusia se consideró demasiado riesgosa, según informaron medios estadounidenses.
En las últimas semanas, los Davidov, ambos de 34 años, han estado recaudando dinero y proporcionando ayuda a los refugiados ucranianos, así como a sus colegas que huyen de Rusia tras la represión de los disidentes.
También sienten tristeza por lo que describieron como una pérdida de su patria natal, refiriéndose a que su imagen ha sido manchada por la agresión de Rusia.
"Lamento perder una parte de lo que me hace ser yo: el patriotismo, mi origen, un sentido de identidad", dijo Davidov.
(K.Müller--BBZ)