El gobierno paralelo de Libia se retira de la capital tras los combates
El gobierno libio designado por el Parlamento, y respaldado por el poderoso mariscal Jalifa Haftar, anunció el martes su retirada de la capital, Trípoli, sede del poder ejecutivo rival, tras los combates que estallaron a su llegada.
Libia, uno de los países con más recursos de África, se encuentra a la deriva desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, en la estela de la Primavera Árabe, con continuas crisis políticas y conflictos.
Desde febrero, dos gobiernos compiten por el poder: uno nombrado por el Parlamento en Bengasi, en el este del país, dirigido por el exministro de Interior Fathi Bachagha, y otro en Trípoli encabezado por el empresario Abdelhamid Dbeibah y constituido en 2020 tras un proceso político auspiciado por la ONU.
En la noche del lunes, el servicio de prensa del ejecutivo nombrado en febrero había anunciado "la llegada del primer ministro del gobierno libio, Fathi Bachagha, acompañado por varios ministros a la capital Trípoli para empezar su trabajo".
Pero horas después, el mismo servicio indicó que tanto Bachagha y sus ministros habían "dejado Trípoli para preservar la seguridad (...) de los ciudadanos".
Un periodista de la AFP presenció enfrentamientos entre grupos armados en la capital libia tras el anuncio de la llegada del gobierno rival, pero sin identificar qué facciones combatían.
En la región de Trípoli, en el oeste, ambos bandos disponen del respaldo de grupos armados influyentes en este país de alianzas cambiantes.
- "Contención" -
En un video difundido por medios locales, Bachagha afirmó haber sido "muy bien recibido" en Trípoli e incluso anunció una rueda de prensa por la tarde, antes de que su ejecutivo informara de su retirada.
Por su lado, el otro gobierno no se ha pronunciado en las últimas horas sobre estos acontecimientos.
La consejera especial del secretario general de la ONU para Libia, Stephanie Williams, pidió "moderación" a través de Twitter e insistió "en la necesidad absoluta de abstenerse de cualquier acción provocativa".
Más de diez años después de la caída de Gadafi, este enorme país norafricano de apenas 7 millones de habitantes sigue minado por la inseguridad, las divisiones y la rivalidad entre instituciones en el Este y el Oeste de su territorio.
En febrero, el Parlamento operativo en la parte oriental del país designó a Bachagha al frente de un nuevo ejecutivo con el respaldo del mariscal Haftar, el hombre fuerte del Este, cuyas tropas trataron de conquistar la capital en 2019.
Pero Bachagha no ha conseguido hasta ahora apartar al ejecutivo dirigido por Dbeibah, que ha afirmado en varias ocasiones que solo entregará el poder a un gobierno electo.
- Aplazamiento electoral -
Constituido a principios de 2020, el gobierno de Dbeibah tenía como principal misión la organización de elecciones legislativas y presidenciales en diciembre de 2021 en las que confiaba la comunidad internacional para estabilizar el país.
Pero las querellas constantes entre los caciques políticos locales llevaron a su aplazamiento de forma indefinida. Para los rivales políticos de Dbeibah, eso supuso el fin de su mandato.
La producción petrolera, principal fuente de ingresos de Libia, es rehén de la situación política, con una ola de cierres forzados de los campos petroleros.
Considerados cercanos al bando del Este, los grupos en el origen de estos bloqueos reclaman la entrega del poder a Bachagha y un mejor reparto de los ingresos del sector.
La producción ha caído a unos 600.000 barriles diarios, la mitad de la media diaria, y provoca pérdidas de "60 millones de dólares" por día, lamentó en abril a AFP el ministro de Petróleo y Gas.
(B.Hartmann--BBZ)