Entre trincheras y bloques de hormigón, Járkov está lista para enfrentar un segundo ataque ruso
Nuevas trincheras, bloques de hormigón, sacos de arena y numerosos puestos de control. Járkov, en el noreste de Ucrania, que ya repelió un primer asalto ruso en febrero, no baja la guardia y organiza su defensa ante un posible segundo ataque.
Un peluche rosa marca la entrada a una trinchera recién excavada en el noreste de Járkov, la segunda ciudad de Ucrania. El suelo aún está oscuro y húmedo y los soldados descansan bajo el sol.
El cerco se ha aflojado en torno a Járkov, pero esta capital regional, situada a unos 50 km de la frontera rusa, sabe que sigue amenazada permanentemente y ha organizado una segunda línea de defensa detrás del frente.
El 24 de febrero, día de la invasión rusa, "no teníamos posiciones. Nuestros combatientes estaban tumbados a un lado de la carretera, detrás de los montículos y disparando desde allí (...). Pero ahora tenemos trincheras, zonas bien protegidas. Los rusos no podrán tomar esta posición", asegura el "doctor", un enfermero de la Guardia Nacional, que accedió a mostrar una parte del dispositivo, que es secreto militar.
Cerca de la entrada, se ve un auto con la inscripción "Skill to kill" (habilitado para matar).
Situada al este de Járkov, otra trinchera, también recién excavada, parte de una casa incendiada durante el primer ataque y zigzaguea hacia el sur, sin una sola línea recta, para limitar los daños que podría causar la caída de un proyectil.
La trinchera se convierte en un laberinto que los soldados se niegan a mostrar. Sin embargo, más adelante se pueden ver posiciones reforzadas con bloques de hormigón. En el suelo colocaron palés de madera para poder caminar sin atascarse en el barro en caso de lluvia.
"Ahora nuestras tropas están en la contraofensiva, haciendo retroceder al enemigo", dice el "doctor". Los rusos retiraron una parte de sus tropas y las desplegaron más al sur y al este de Ucrania.
- "Tenemos un problema"
"Podemos aguantar el fuego de la artillería, estamos aquí y no dejaremos que tomen la ciudad", dice.
Járkov sigue estando al alcance de los cañones y todas las noches caen proyectiles sobre la ciudad. Los habitantes han aprendido a vivir con el ruido de las detonaciones de la artillería rusa y ucraniana.
En las afueras de la ciudad, los civiles -hombres y mujeres- ayudan a las tropas a llenar sacos de arena para defender los puestos de control.
"Tenemos un problema, estamos en guerra", bromea un soldado mientras revisa un vehículo y le niega el acceso.
Ucrania también espera impaciente la ayuda prometida por los países occidentales, incluidas "las armas estadounidenses que nos ayudarán a ganar", dice un residente que vive en una estación del metro desde que comenzó la guerra.
El "doctor" es positivo sobre el desenlace del conflicto. "Los rusos nos vigilan con drones y saben dónde estamos. Y nosotros sabemos dónde están, y pronto ya no estarán allí", dice, seguro de que las tropas rusas tendrán que retroceder.
"Llevamos tres meses manteniendo esta posición. Todo el mundo está preparado y con ganas de luchar. Soy enfermero y hablo con todo el mundo todos los días. Puedo decirte que nadie va a huir. Somos la Guardia Nacional, ¡mantendremos la posición y la ciudad hasta el final!", agrega.
(Y.Berger--BBZ)