Los laboristas, favoritos en elecciones federales en Australia
Los australianos votaron este sábado para elegir la composición de su parlamento, en unos comicios que podrían marcar el regreso de los laboristas al poder tras nueve años de gobierno conservador.
Los colegios electorales abrieron a las 08H00 locales (22H00 GMT del viernes) y cerraron a las 18H00.
Más de 17,2 millones de australianos debían escoger los 151 escaños de la Cámara de Representantes para un mandato de tres años y 40 de los 76 senadores para un periodo de seis años.
El partido o la coalición que obtenga la mayoría en la Cámara de Representantes recibirá automáticamente el encargo de formar gobierno.
El líder de la oposición laborista, Anthony Albanese, ligeramente favorito, pidió a los electores que le dieran "una oportunidad".
"Creo que tenemos el viento a nuestro favor y estoy muy optimista ante un buen resultado", dijo Albanese tras votar en un suburbio de Sídney junto a su hijo, su pareja y su perro.
"Estoy por cambiar el país y eso es lo que pretendo hacer", añadió.
Ganador de las elecciones en 2019, un año después de tomar el poder de la coalición de gobierno conservador, el primer ministro Scott Morrison se ve superado en las encuestas por su rival de centroizquierda.
Aunque todavía a la zaga, Morrison parece haber recortado su desventaja con los laboristas en los últimos días de campaña y acusó a su rival de "arrogancia" por creerse vencedor de antemano.
Dos sondeos finales situaban a los laboristas seis puntos por delante de la coalición de Morrison, pero la distancia se ha estrechado y ningún partido tiene la victoria garantizada.
Los dos campos se esforzaron para convencer a una población que se inquieta ante el encarecimiento del coste de vida, con una inflación anual del 5,1% y salarios que no progresan al mismo ritmo.
- Políticas medioambientales -
En un país traumatizado en los últimos años por graves incendios, inundaciones y sequías, los laboristas prometieron impulsar las políticas medioambientales, una de las principales carencias de gobierno conservador.
"Crecí en una comunidad que se ha visto muy afectada por incendios e inundaciones en los últimos cinco años (...) Ver que se hace algo para parar esto sería fantástico", dijo Jordan Neville, un joven de Melbourne que votaba por primera vez.
El voto es obligatorio en Australia y los abstencionistas se arriesgan a una multa de 20 dólares australianos (14 dólares, 13 euros).
A última hora, los responsables del proceso electoral modificaron la normativa para permitir a un mayor número de personas contagiadas de covid-19 votar por teléfono en los primeros comicios federales desde el inicio de la pandemia.
- "Gobierno de pacotilla" -
El primer ministro saliente fue recibido por niños cuando llegó a votar junto a su mujer y sus dos hijas en otro suburbio de Sídney.
Allí, aseguró que había asumido el cargo con "un gran sentido de la humildad" y respeto por los australianos. "Es el mismo espíritu con el que continúo tratando de hacer el trabajo", declaró.
Morrison ha respaldado a las poderosas industrias del carbón y el gas y ha resistido a las llamadas mundiales para reducir las emisiones de carbono más allá del 28% comprometido hasta 2030.
Albanese, de 57 años y de origen italiano por parte de padre, acusó a la administración conservadora de ser "un gobierno de pacotilla, el menos abierto y menos equitativo de la historia política australiana".
Por su parte, Morrison recurrió al mismo mensaje de las elecciones de 2019: no se puede confiar en los laboristas en materia de economía.
En campaña, presumió de los últimos datos de desempleo en Australia, con una tasa del 3,9% en abril que es la más baja en 48 años, un "éxito extraordinario" de su gestión, aseguró.
A sus 54 años, Morrison se ha revelado como un político tenaz y correoso. Hace tres años tenía todos los sondeos en contra y terminó siendo elegido en lo que él mismo calificó de "milagro".
(A.Lehmann--BBZ)