El retorno al poder de clan Marcos en Filipinas, culminación del sueño de Imelda
Casi cuarenta años después de haber huido de Filipinas con bolsas llenas de joyas, oro y dinero en efectivo, la exprimera dama Imelda Marcos realizó su última ambición: ver a su hijo ganar la presidencia el 9 de mayo.
Conocida por sus gastos de lujo, la matriarca de 92 años simboliza la codicia de la dictadura de su marido Fernando Marcos, que terminó en 1986, derrocada por una revuelta popular.
Frágil pero ardiente, fue la fuerza motriz del retorno al poder del clan Marcos.
El presidente electo Ferdinand "Bongbong" Marcos describió a su madre como "la política suprema de la familia", que ejerce una "gran influencia".
Se estima que 10.000 millones de dólares fueron robados de las arcas del Estado durante los 20 años del gobierno brutal y corrupto de su padre, que dejó al país empobrecido.
Imelda coleccionaba diamantes, obras maestras artísticas y miles de zapatos, asegurando que su gusto por el lujo tenía como objetivo inspirar a sus compatriotas desesperadamente pobres.
"Mi papel como primera dama era definir la norma, porque la masa sigue a la clase", dijo a la AFP en una entrevista en 2009 en su departamento en uno de los rascacielos más caros de Manila.
"Lo que ella quería es que Marcos hijo rehabilite su nombre y recupere el trono, y es lo que está sucediendo", explica Andres Bautista, quien dirigió una agencia gubernamental encargada de rastrear las riquezas mal adquiridas de los Marcos.
- Decenas de demandas -
Alta, pálida y glamurosa, Imelda adquirió fama en Filipinas y en el extranjero como primera dama, dando fastuosas recepciones o reuniéndose con el dirigente chino Mao Zedong y el libio Muamar el Gadafi en nombre de su marido.
Imelda siempre negó cualquier acto censurable, insistiendo en que su marido era rico antes de convertirse en presidente.
Mientras que sus detractores piensan que la nonagenaria debería estar tras las rejas, su legión de aficionados -muchos de los cuales son pobres- sigue considerándola como un modelo de belleza.
En un hogar de ancianos de Baseco, un barrio pobre del puerto de Manila, el rostro de Gloria Guarda se ilumina al recordar el día en que conoció a "Mam Imelda".
"Es tan dulce, creo que es muy hermosa", explica Guarda, de 82 años, que siempre apoyó a los Marcos, aunque afirma que le deben dinero.
Como miembro de un grupo de apoyo en Imelda, Guarda detalla que a ella y a otros voluntarios se les prometió a cada uno un millón de pesos (19.000 dólares al cambio actual) por participar en un programa de plantación de árboles hace más de diez años. Suma que nunca recibió.
Imelda Marcos regresó a Filipinas en 1989, después de la muerte de su marido, para hacer frente a las acusaciones de corrupción y resucitar las redes de patrocinio de la familia.
"Imelda sabe dónde comenzar la reconstrucción y si tiene dinero, será más fácil", destaca Patricio Abinales, profesor de estudios asiáticos en la universidad Háwai en Manoa.
En los últimos 36 años se presentaron decenas de demandas penales y civiles contra el clan Marcos, la mayoría de ellas en vano.
Y la reconquista de la presidencia les ofrece una cobertura legal.
(S.G.Stein--BBZ)