Berlusconi-Putin, una amistad emblemática de las relaciones ítalo-rusas
Las dificultades del ex primer ministro Silvio Berlusconi para romper con su viejo amigo Vladimir Putin después de la invasión rusa de Ucrania representan una situación emblemática de lo que ocurre en Italia, que forjó por décadas estrechos vínculos con Rusia.
La reticencia del multimillonario italiano a condenar a su aliado, con el que mantuvo una intensa relación privada, refleja a la perfección el problema que representa para varios políticos de la península trazar un límite a esa relación.
Algunos medios han sido acusados inclusive de estar al servicio de la propaganda rusa frente a la guerra.
El actual primer ministro, Mario Draghi, un atlantista y europeísta convencido, que apoya indefectiblemente las sanciones adoptadas contra Rusia, se ha comprometido por su lado a reducir la dependencia de Roma del gas ruso.
Por iniciativa suya, el parlamento aprobó el envío de armas a Ucrania, un tema delicado ya que varios partidos que forman parte de su coalición de gobierno mantienen desde hace mucho tiempo una "relación especial" con Rusia.
Entre ellos figuran Forza Italia, fundado por Silvio Berlusconi, la derechista Liga antinmigración de Matteo Salvini así como los antisistema del Movimiento 5 Estrellas.
Retrocediendo más en el tiempo, el Partido Comunista Italiano (PCI), el mayor del mundo occidental, contribuyó a tejer una sólida relación económica, política y comercial con la otrora Unión Soviética desde la década de 1960.
Tan sólo un mes antes de la invasión rusa a Ucrania del 24 de febrero, Putin conversó por dos horas en teleconferencia con importantes líderes de empresas italianas.
- Fiestas, sombreros y un lecho especial -
Todo gesto de Berlusconi hacia Putin es objeto de un atento escrutinio mediático, a pesar de que el anciano magnate y ex primer ministro, de 85 años, dejó el poder hace más de diez años.
Ferviente admirador del presidente ruso cuando estaba en el poder, los dos hombres establecieron una excelente amistad personal, pasaron varias vacaciones juntos y muchos recuerdan la divertida fotografía de los dos ataviados con el célebre gorro ruso, el ushanka.
Pasaron también a la historia las anécdotas y los chistes sobre uno de los regalos que Putin le hizo a Berlusconi: una cama barroca con baldaquino, en la que el multimillonario tuvo relaciones sexuales con una prostituta de lujo en 2008 y que ella describió con lujo de detalles en un libro de confesiones.
Durante los meses previos al conflicto, Berlusconi mostró siempre su cercanía a Putin, compartió entre otras cosas una conversación "larga y amistosa" con motivo del Año Nuevo.
En abril, dos meses después del inicio de la guerra, tomó posición y confesó que estaba "decepcionado y entristecido" por su amigo.
La semana pasada, en Nápoles, aconsejó a Europa de que "tratara de persuadir a Ucrania para que acepte las solicitudes de Putin", pero tuvo que dar marcha atrás inmediatamente y emitir una declaración de apoyo a Ucrania.
"Romper los lazos con Putin le va a costar caro a Berlusconi: es renunciar a parte de su imagen", aseguró a la AFP el historiador Antonio Gibelli.
Es el caso también del líder ultraderechista Matteo Salvini, quien suele evitar hablar de Putin desde que invadió a Ucrania.
Paralelamente, personalidades consideradas prorrusas han sido invitadas por los medios de comunicación, como Gianfranco Vestuto, excandidato al Parlamento Europeo por la Liga y que trabaja para el sitio web Russia Today, quien argumenta que Rusia fue provocada y obligada a invadir Ucrania.
Los programas de entrevistas televisivas son muy populares en Italia y constituyen "uno de los principales modos de información" para el público en general, subraya Roberta Carlini, investigadora del centro para la pluralidad de los medios y la libertad de prensa del Instituto Universitario Europeo de Florencia.
Para ella hay una tendencia a dar opiniones y a "ocultar los hechos" en esos medios. Una comisión parlamentaria abrió una investigación sobre el asunto.
Altamente politizados, los canales de la estatal RAI están siendo supervisados por un comité de seguridad parlamentaria por supuesta "desinformación", debido a las quejas sobre la presencia frecuente de invitados rusos a los programas de entrevistas.
Mediaset, el canal de televisión fundado por Berlusconi, también está en aprietos tras emitir una entrevista con el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, en la que no se cuestionaron las afirmaciones más polémicas.
La empresa defendió la entrevista, asegurando que el buen periodismo implica escuchar también "las opiniones más controvertidas".
"Italia es uno de los países del G7 cuyos medios de prensa son increíblemente poco objetivos", sostiene con la AFP Francesco Galietti, fundador de la consultora Policy Sonar.
"La RAI refleja el panorama político, que cuenta con muchos partidos prorrusos. Y Mediaset... es de Berlusconi, un amigo de Putin. ¿Qué se esperan?", lamentó.
(T.Renner--BBZ)