Ucrania libra una "difícil batalla" en una ciudad oriental controlada en gran parte por Rusia
Los soldados ucranianos luchan una de las batallas "más difíciles" de la guerra en Severodonetsk, indicó el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, asegurando que "la suerte" del Donbás se decide en esta ciudad oriental controlada en gran parte por Rusia.
"Defendemos nuestras posiciones, infligimos pérdidas importantes al enemigo. Es una batalla muy dura, muy difícil, probablemente una de las más difíciles de esta guerra", afirmó Zelenski el miércoles por la noche.
Severodonetsk y la vecina Lysychansk, separadas por un río, se han convertido en el centro del ataque de Moscú que, de conquistarlas, dispondría de gran ventaja para hacerse con toda la cuenca minera del Donbás, controlada parcialmente desde 2014 por separatistas prorrusos.
"En muchos sentidos, la suerte del Donbás se decide allí", dijo Zelenski.
- "Cada día arde algo" -
Horas antes, el gobernador regional de Lugansk, Serguéi Gaidai, indicó que las fuerzas rusas "controlan una gran parte de Severodonetsk" y admitió que sus tropas podrían verse obligadas a "retirarse" de la ciudad.
"La zona industrial está aún en nuestras manos, no hay rusos allí. Los combates se desarrollan solo en las calles del interior de la ciudad", explicó.
A la otra orilla del río Donets, Lysychansk está completamente bajo control de Kiev, pero sufre bombardeos "caóticos", dijo Gaidai, acusando a los rusos de disparar "deliberadamente" contra hospitales y centros de distribución de ayuda humanitaria.
Aunque muchos civiles se marcharon de las dos ciudades, varios miles siguen allí, especialmente personas mayores, sus cuidadores o habitantes que carecían de medios para ir a otro lugar.
"Cada día hay bombardeos y cada día arde algo", dijo a la AFP Yuriy Krasnikov, un jubilado en un barrio repleto de casas destruidas en Lysychansk.
"No hay nadie que me ayude", lamentó.
Frustrado su intento inicial de llegar rápidamente a Kiev, las tropas de Moscú se concentran ahora en el este, donde avanzan lentamente en una guerra de desgaste ante la que los ucranianos reclaman armas más potentes a Occidente.
Recientemente, tanto Estados Unidos o Reino Unido han anunciado el envío de misiles avanzados, con un alcance de unos 80 kilómetros, pero no está claro cuando las tropas en el terreno podrán empezar a usarlos.
- "Ola de hambre y miseria" -
Después de más de cien días de guerra, sus consecuencias se agravan en el mundo a múltiples niveles.
"El impacto de la guerra en la seguridad alimentaria, la energía y las finanzas es sistémico, grave y se acelera", avisó el secretario general de la ONU, António Guterres, cifrando los afectados en 1.600 millones de personas.
"Para la población del mundo entero, la guerra amenaza con generar una ola sin precedentes de hambre y miseria", añadió el jefe de Naciones Unidas, pidiendo nuevamente el fin de la invasión.
Responsables de un 30% de las exportaciones mundiales de trigo, Rusia y Ucrania se reprochan mutuamente destruir reservas de cereales. Además, Kiev acusa a Moscú de bloquear los puertos del mar Negro, impidiendo el tránsito de mercancías.
Según la ONU, la "guerra podría aumentar el número de personas en situación de inseguridad alimentaria de 47 millones en 2022 a 323 millones para fin de año". En América Latina, la región más afectada sería América Central y las islas del Caribe.
Turquía se ha ofrecido para mediar en esta crisis y recibió el miércoles en Ankara al jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, para abordar el despliegue de "corredores marítimos seguros" en el mar Negro para exportar cereales.
Lavrov dijo que Moscú estaba dispuesta "a garantizar la seguridad de los navíos que partan de los puertos ucranianos (...) en cooperación con nuestros colegas turcos".
A finales de mayo, Rusia reclamó el levantamiento de las sanciones occidentales contra ella a cambio de desbloquear los cereales ucranianos, un pedido que el jefe de la diplomacia turco Mevlut Cavusoglu consideró "legítimo".
Turquía también se ofreció a escoltar los navíos de mercancías por el mar Negro a pesar de la presencia de minas, que Kiev no quiere retirar por temor a que el ejército ruso aproveche la coyuntura para atacar.
(S.G.Stein--BBZ)