La angustia de los habitantes de Lysychansk, en el este de Ucrania
Con los ojos enrojecidos, Maksim Katerin mostraba el lunes las tumbas recién cavadas en su jardín para su madre y su padrastro, muertos por los bombardeos rusos en la ciudad de Lysychansk, en la línea del frente en el este de Ucrania.
Sus residentes ya no tienen acceso al agua potable, ni a la electricidad, ni siquiera a la red telefónica. Esta ciudad y la vecina Severodonetsk son claves para el avance ruso hacia la capital del Donbás a manos de Kiev, Kramatorsk.
Desde hace varios días, la artillería ucraniana se ha instalado en los puntos elevados de la ciudad para poder atacar a las tropas enemigas en Severodonetsk, del otro lado del río Donets y ya tomada en gran parte por los rusos.
El domingo, al final de la tarde, un obús arrasó el apacible jardín de Maksim, con sus cochinillos y sus pollos, matando de inmediato a su madre Natalia y su marido Mikola, ambos de 65 años.
"Aquí están sus tumbas. La bomba cayó justo aquí", dice señalando con el dedo un lugar del jardín. "No sé quién lo hizo, pero si lo supiera le arrancaría los brazos", afirma.
Su vecina, Yevgueniya Panicheva, no puede retener sus lágrimas.
Según ella, la madre de Maksim "estaba tirada allá con su estómago destrozado. Se veían sus intestinos". "Era una mujer amable y servicial", dice a la AFP.
"¿Quién le ha hecho esto?". "Bombardean y bombardean y no sabemos qué hacer", lamenta la mujer.
No son los únicos habitantes de Lysychansk que mueren trágicamente: un niño de 6 años también falleció, indicó la policía local a la AFP, mostrando una foto del cráter causado por el obús fatídico.
Poblado por cerca de 100.000 habitantes antes de la guerra, Lysychansk está hoy prácticamente desierto.
En sus calles, cables eléctricos cortados cuelgan de los postes, se ven tiendas completamente calcinadas y casas de muros ennegrecidos todavía humeantes por algún ataque...
- "El caos" -
Un policía en el lugar describe en pocas palabras la situación: "es el caos". "Los rusos bombardean el centro sin parar", asegura. "Es todo el día, no para nunca", añade su colega.
"Cada día los bombardeos se intensifican", señala a la AFP Oleskandr Pojna, teniente coronel de las fuerzas especiales de la policía de la región de Lugansk, a la que pertenece Lysychansk.
Durante su visita al lugar, los periodistas de la AFP pudieron escuchar las detonaciones casi ininterrumpidas de los bombardeos.
A la entrada de la ciudad se aprecian cráteres en la carretera y una bomba de fragmentación que sobresale del suelo. Un edificio donde antes había un punto de control está ahora en llamas.
Los pocos habitantes que se arriesgan a salir lo hacen a pie o en bicicleta. Algunos hacen cola para obtener un agua verdusca en el cuartel de bomberos.
Para ellos es imposible dejar la ciudad por la falta de dinero o la presencia de allegados y animales domésticos que no quieren abandonar, aseguran.
"Tenemos gemelos de cinco años, entonces no podemos irnos a cualquier lugar", dice por su parte Serguéi, obrero metalúrgico. "Entonces esperamos sentados en el sótano", agrega.
Otros esperan la reanudación de las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia para poner fin a la guerra.
"¿No podemos llegar a un acuerdo? ¡Hagamos un esfuerzo para lograrlo!", dice Galina.
Para muchos residentes de Lysychansk, cortados del mundo exterior y de todas las informaciones desde hace varias semanas, "¡son los ucranianos los que nos bombardean!".
"No nos consideran seres humanos. Nos tratan a todos como a separatistas" prorrusos, añade esta mujer furiosa que rechaza dar su apellido.
Un viejo no lejos de ella, aprueba con la cabeza: "Pero era nuestro pueblo, los ucranianos...".
En esta región oriental mayoritariamente rusófona, muchos son los que se sienten más cercanos a Rusia que a Ucrania.
(F.Schuster--BBZ)