Voluntarios de la Legión Internacional en Ucrania, golpeados por la realidad
"Combatieron en Afganistán o en Irak y afirman no estar listos", dice Polak de sus compañeros occidentales, que luchan a su lado en las tropas extranjeras en Ucrania.
Entrevistado por la AFP en la cafetería de un supermercado de Kramatorsk en el Donbás (este), este hombre muy joven estima en "quizás algunos cientos" el número de combatientes llegados de varios países para luchar para Ucrania desde la invasión rusa.
La AFP decidió no revelar su nacionalidad para preservar su anonimato.
"Honestamente, tenemos muchos cobardes", lanza este voluntario, que integra la Legión Internacional para la Defensa de Ucrania (LIDU) y brinda un testimonio poco habitual desde el interior.
"A veces luego de lo primeros combates dicen 'no estamos preparados para esto' y regresan a sus casas", explica el legionario, que afirma cambiar de misión de manera regular.
"Antes me habían nombrado socorrista. Pero de hecho yo no soy socorrista", lamenta.
Según este hombre, hay un poco de todo en las filas de la LIDU, "canadienses, georgianos, croatas", que no estaban formados para una guerra de artillería.
- La "peor" guerra -
"Elon Musk, si me escuchas, ¡Necesitamos ayuda!", lanzó el viernes un ex miembro de las fuerzas armadas estadounidenses en Járkov (sur), dirigiéndose al director general de Tesla Motors durante una conferencia de prensa.
Un holandés, un francés, un alemán y un australiano ya murieron en combate, según la LIDU, que no precisó la fecha ni las circunstancias.
Por su parte, a principios de junio, Rusia afirmó haber matado a "cientos" de combatientes extranjeros en Ucrania desde el inicio de su invasión el 24 de febrero, y que frenó el flujo de nuevas llegadas.
Portavoz de la LIDU, el francés Damien Magrou, de 33 años, reconoce que los combatientes, a menudo procedentes de países de la OTAN, están sorprendidos por la dureza de los enfrentamientos.
"Un estadounidense que estuvo en seis guerras me confesó que era la peor que había visto", explica. "Misiles, bombardeos: el terreno es muy diferente".
Como resultado de esto, entre 10 y 30% de los reclutados vuelven a la vida civil apenas desembarcados en el campo de batalla, según Magrou, a pesar de que se exige desde un principio una experiencia en el manejo de armas.
"Casi todos son exmilitares, un tercio de ellos vienen de países anglosajones", detalla el cabo. El idioma de comunicación es el inglés.
Luego están los ciudadanos de Europa Central y Oriental, para quienes las motivaciones son a veces diferentes.
"Los estadounidenses luchan por la libertad y los valores occidentales, mientras que los polacos afirman que defender Ucrania es también defender su país", explica.
Si bien todos firmaron un contrato con el ejército ucraniano, tienen libertad para irse cuando quieran.
"Quise venir aquí cuando vi las imágenes en la televisión", dice Mika, un alemán entrevistado por la AFP en Járkov.
"Como fui militar, pensé que podía ayudar. Si no detenemos al agresor en Ucrania, va a invadir un país tras otro", agrega.
- Pocas mujeres -
La situación jurídica de estos combatientes voluntarios varía según el país de origen, y algunos "corren el riesgo de ser demandados penalmente", por ejemplo en Italia o Corea del Sur, advierte Magrou.
Su caso personal es un poco diferente: empleado de un gran gabinete de abogados en Kiev desde hace dos años, estaba en "disponibilidad militar" y le llegó la guerra.
En las filas de la LIDU las mujeres están poco representadas y durante el Día Internacional de la Mujer los legionarios buscaron flores y chocolate para saludar a una combatiente noruega en el frente en Irpin.
(O.Joost--BBZ)