Hong Kong se blinda ante la visita de Xi Jinping por el aniversario del regreso a China
El presidente chino Xi Jinping debe llegar este jueves a Hong Kong, que preparó un masivo dispositivo de seguridad antes de las celebraciones del 25º aniversario del regreso de esta antigua colonia británica al poder comunista de Pekín.
Los dirigentes locales han entrado en un sistema de burbuja sanitaria frente al covid, partes de la ciudad se cerraron y varios periodistas fueron vetados de los actos de celebración del viernes, que quieren mostrar el control del Partido Comunista sobre la ciudad después de la represión política y el desmantelamiento del movimiento prodemocracia de Hong Kong.
Los detalles del viaje, el primero de Xi fuera de China continental desde el inicio de la pandemia del covid-19, se mantienen en secreto, pero se espera que aparezca en Hong Kong el jueves y el viernes.
Las noches, sin embargo, las pasará en la vecina Shenzhen, al otro lado de la frontera de este territorio semiautónomo, según los medios locales.
Las personas que coincidirán con Xi durante el viaje, incluidos los altos funcionarios del gobierno ejecutivo local, han tenido que limitar sus contactos sociales, realizar test PCR diarios y entrar en un hotel de cuarentena antes de la visita.
"Para jugar sobre seguro, si vamos a reunirnos con el líder supremo y otros líderes en espacios cerrados, creo que merece la pena entrar en sistemas cerrados", dijo a AFP la veterana política pro-Pekín Regina Ip.
Las autoridades se han esforzado en evitar cualquier posible contratiempo durante la visita de Xi y la policía de seguridad nacional han realizado al menos nueve detenciones durante la última semana.
La Liga de los Socialdemócratas, uno de los pocos grupos opositores que quedan en Hong Kong, informaron que no se manifestarán el 1 de julio después de una visita de agentes de seguridad nacional a voluntarios asociados a la entidad.
Y el principal instituto demoscópico de la ciudad anunció que iba a retrasar una encuesta sobre la popularidad del gobierno "en respuesta a las sugerencias de relevantes departamentos gubernamentales tras la evaluación del riesgo".
Tradicionalmente, el aniversario de la retrocesión del 1 de julio de 1997 ha estado marcado por manifestaciones pacíficas de decenas de miles de personas.
Pero las congregaciones masivas han desaparecido de Hong Kong en los últimos años por una mezcla de las restricciones sanitarias por el coronavirus y la represión orquestada por las autoridades locales y Pekín para acallar cualquier oposición pública al poder comunista.
- Alarde de patriotismo -
Las autoridades han restringido la cobertura mediática de la visita y han impedido a múltiples periodistas acudir a los actos programados.
El miércoles, AFP había confirmado que se había negado la acreditación a 13 periodistas locales e internacionales.
Entre ellos había dos periodistas de AFP, vetados por "razones de seguridad" no especificados, según un funcionario del gobierno. Un tercer periodista de AFP recibió posteriormente acreditación.
La Asociación de Periodistas de Hong Kong expresó "un profundo lamento" por estos rechazos e indicó que los requisitos de cuarentena y test de covid exigidos a los reporteros complicaban el reemplazo de estos reporteros.
El gobierno justificó la decisión como "un equilibrio en la medida de lo posible entre las necesidades de trabajo de los medios y los requisitos de seguridad".
La policía anunció el jueves extensos cortes en las carreteras de la isla de Hong Kong y prohibió temporalmente el uso de drones en toda la ciudad, citando motivos de seguridad.
Algunas instalaciones de la urbe también han sido cerrados, incluida la terminal de trenes de alta velocidad, un recinto de ópera china y el Parque de Ciencias de Hong Kong.
Varios trabajadores de este recinto científico explicaron a AFP que no habían recibido ningún aviso de la visita de Xi, pero que les habían ordenado trabajar desde casa el jueves.
En un intento de escenificar apoyo público a la vista, la ciudad se ha llenado de banderas de China y Hong Kong, que decoran decenas de inmuebles de vivienda pública.
En uno de ellos, un residente de 26 años apellidado Chan se quejaba del arsenal de pequeñas banderitas colgadas en cada piso del hueco interior de las escaleras. "Es innecesario y demasiado", dijo a AFP.
Tony, un trabajador de la finca, aseguraba que hubiera sido mejor que este alarde se hubiera preparado voluntariamente por los vecinos.
"¿Abrazamos tanto esta ideología?", se preguntaba ante AFP. "La gente puede sentir rechazo (...) si se hace de forma exagerada", apuntó.
(Y.Yildiz--BBZ)