El discreto inicio del canciller alemán alimenta críticas y lastra su popularidad
La pregunta "¿Dónde está Olaf Scholz?" es un éxito en las redes sociales en Alemania e ilustra las críticas contra el nuevo canciller, considerado demasiado discreto en temas como la crisis en Ucrania o la pandemia.
El estado de gracia concedido al sucesor de Angela Merkel, que consiguió una sorpresiva victoria electoral el año pasado y asumió como canciller el 8 de diciembre, se disipó en los dos meses que lleva en el gobierno.
Su partido, el SPD (24%) ha sido adelantado en las encuestas por los conservadores de la formación CDU-CSU, que aglutina entre el 25 y el 27% de las preferencias, pese al desgaste tras pasar 16 años en el poder.
En el último tiempo la popularidad de Scholz retrocede y de cara a su encuentro con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden en Washington, tanto su antecesora, Angela Merkel, que está retirada de la política, y el ministro de Salud, Karl Lauterbach, lo adelantan en las encuestas, según un sondeo de la cadena pública ZDF.
- Dilaciones -
El exalcalde de Hamburgo, que durante mucho tiempo fue considerado como poco carismático y tildado de "autómata" por sus discursos con un tono monocorde, está lastrado por su extrema discreción mediática, por el fracaso de la campaña de vacunación y por la dilación de Alemania en la crisis ucraniana.
Merkel nunca brilló por sus intervenciones mediáticas ni por sus grandes discursos, pero Scholz "parece querer superarla en el arte de la desaparición", resumió el semanario Der Spiegel, describiendo al jefe del gobierno como "casi invisible e inaudible".
La etiqueta ¿Dónde está Olaf Scholz?, arrasa en Twitter.
"La forma en la que el canciller habla y comunica parece poco adaptada: uno lo escucha y lo ve cuando habla pero muchas veces se expresa mediante enigmas y no de una forma clara y contundente como lo exige el mundo mediático actual", dijo a la APF Ursula Münch, directora de la Academia de Ciencias Políticas de Tutzing.
En las conferencias de prensa Scholz agradece sistemáticamente las preguntas de los periodistas y habitualmente no las responde.
El canciller puede estar intentando forjar una imagen de moderación, para proyectar "profesionalismo y de seriedad" en un panorama mediático "donde todo el mundo se expresa y comenta todo", indicó Münch.
Pero esta estrategia no genera resultados o estos llegan muy lentamente, afectando a la imagen que logró labrar durante la campaña
"El estilo 'pueden confiar en mí, soy experimentado y sé lo que hago', ciertamente no es suficiente durante la pandemia y la crisis internacional", explicó a la AFP el politólogo Hajo Funke, para quien la forma de comunicar del canciller tiene mucho "margen de mejora".
- Sarcasmo -
Con una tasa de vacunación del 75,8% de las personas a finales de enero, el gobierno fracasó en su intento de lograr un nivel mínimo de 80%.
La vacunación obligatoria, que defiende Scholz y que debería entrar en vigor en febrero o en marzo, todavía no fue votada y su instauración parece incierta.
En tanto la pandemia sigue avanzando, con más de 100.000 nuevos casos por día, en un país que además sufre escasez de pruebas PCR.
Otro revés para el líder de la primera economía de Europa es la crisis en Ucrania y la percepción de que Berlín es complaciente con Moscú.
Frente al presidente de Francia, Emmanuel Macron o el primer ministro británico, Boris Johnson que multiplican sus intercambios con su homólogo Vladimir Putin, Scholz brilla por su discreción o por la fluctuación de sus posiciones.
El dirigente alemán ha variado en las últimas semanas su postura sobre el gasoducto Nord Stream 2.
Después de haber sostenido que el ducto para llevar gas ruso hacia Alemania, sin pasar por Ucrania, debe ser tenido al margen de las negociaciones, finalmente Scholz aceptó bajo la presión de Estados Unidos y de los europeos incluir el cierre de este proyecto como posible represalia.
Alemania también se negó a entregar armas a Ucrania e incluso impidió que Estonia cediera antiguos equipos alemanes. El anuncio de que Berlín enviaría 5.000 cascos fue un "desastre en términos de comunicación", destacó Münch que señaló que sólo generó sarcasmo.
Y las tomas de posiciones a favor de los rusos de otros políticos socialdemócratas, como el excanciller Gerhard Schröder, tampoco ayudan a la popularidad del actual dirigente.
(A.Lehmann--BBZ)