La cosecha de sal marina, un oficio transmitido de madres a hijas en Yemen
En un pueblo costero en el sur de Yemen, Zakia Obeid y sus colegas recogen sal en decenas de fosas cavadas por ellas mismas, un oficio centenario transmitido de generación en generación.
Cada mañana, mujeres de todas las edades llegan a bordo de camionetas para trabajar en los estanques en un pequeño pueblo en la región portuaria de Mukalla.
Después de casi dos meses de espera, el agua de los estanques, cavados en noviembre por estas mujeres con profundidades de uno o dos metros, por fin se ha evaporado.
Las mujeres toman a manos llenas los cristales que han quedado en la tierra y luego los dejan secar. Después limpian la sal y la ponen en paquetes para venderlas en los mercados.
"Trabajamos 15 días seguidos, después otro equipo toma el relevo por otros 15 días", explica Zakia Obeid a AFP.
En el país más pobre de la península de Arabia, la cosecha de sal es para muchas una rara oportunidad laboral y un medio de satisfacer las necesidades de sus familias.
En total, 500 mujeres de Mukalla se dedican a ello con salarios de unos 100 dólares al mes.
La economía del país se ha hundido después de más de siete años de guerra que han arrastrado a Yemen a una de las peores crisis humanitarias del mundo.
Según el jefe de la asociación Al Hassi, creada en 2020 para ayudar a estas trabajadoras, estas producen entre 20 y 30 toneladas de sal al trimestre.
"Cada saco (de alrededor de 1 kg, ndlr) se vende a 3.000 riales yemenitas (12 dólares), pero sufrimos la inflación y no podemos aumentar sus salarios", dice a AFP.
"Es su única fuente de ingresos. No tienen otra, ni granja, ni ganado", insiste.
Según el Fondo de Naciones Unidas para la Población, la muerte de los padres de familia en el conflicto ha aumentado la carga económica que pesa sobre las espaldas de las mujeres.
La presión es "todavía más fuerte" cuando deben "asumir de repente las necesidades de sus familias cuando ellas misma han sido privadas de un mínimo de educación o de formación", denuncia este fondo.
El conflicto desde 2014 entre los rebeldes hutíes y las fuerzas progubernamentales ha matado a 377.000 personas, la mayoría debido a consecuencias indirectas de la guerra. Un 80% de los 30 millones de habitantes de Yemen depende actualmente de la ayuda humanitaria.
(H.Schneide--BBZ)