Estudiantes ucranianos refugiados en Taiwán reviven la amenaza de un vecino poderoso
Apenas llegada a su dormitorio universitario de Taiwán, Anna Fursyk se sobresaltó con el estruendo de aviones caza, que le recordó la guerra en Ucrania de la que estaba huyendo.
La estudiante forma parte de los ocho jóvenes ucranianos llegados, gracias a bolsas, a Taichung, en el centro oeste de la isla, atraídos por la democracia taiwanesa y por un sentimiento compartido de destino forjado en la constante amenaza de invasión por un vecino más poderoso y agresivo.
Los aviones que sobresaltaron a Anna vienen de una base aérea cercana, que responde a las incursiones cada vez más numerosas de los caza chinos en la zona de identificación de defensa aérea de Taiwán.
"La primera vez, tuve miedo, porque creí que empezaba una guerra. Estaba marcada mentalmente por la guerra en Ucrania", explica la joven, de 20 años.
Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó la invasión de Ucrania, muchos taiwaneses tuvieron una imagen más precisa de su peor pesadilla, la de una China cumpliendo su promesa de anexionar la isla, que considera como parte de su territorio.
Un responsable chino advirtió recientemente que Pekín "no dudaría en comenzar una guerra" si la isla declaraba su independencia.
Roman Koval, un auxiliar de vuelo de 28 años oriundo del Donbás, en el este de Ucrania, explica que eligió instalarse en Taiwán en parte por lo que él llama "las amenazas similares" a su país de origen.
E insta a Taiwán a aprender de la experiencia ucraniana y a "estar siempre listos y preparados".
"Los ucranianos siempre pensaron (...) que Estados Unidos vendría a salvarnos, que Europa vendría a salvarnos. Pero resulta que nadie vino a salvarnos", subraya.
"Somos nosotros los que debemos protegernos, somos nosotros los que combatimos".
- Masivo apoyo de Taiwán -
La opinión pública taiwanesa ha apoyado masivamente a Ucrania.
Una campaña de donaciones ha permitido recaudar 33 millones de euros (33 millones de dólares) en cuatro semanas. La presidenta Tsai Ing-wen y otros altos responsables han dado un mes de sueldo para la causa.
La universidad Tunghai de Taichung recibió 1,36 millones de euros en donaciones para acoger a los estudiantes ucranianos.
La presidenta Tsai ha establecido paralelismos entre Taiwán y Ucrania.
Así, ha publicado en las redes sociales una foto de orquídeas taiwanesas pintadas con los colores de Ucrania, con estas palabras: "Espero que la libertad y la democracia podrán seguir floreciendo en nuestros dos países".
Anna, que ha huido de la ciudad de Leópolis, en el oeste de Ucrania, y quiere ser profesora de mandarín, explica que ha elegido precisamente Taiwán porque quería vivir en un marco "democrático y libre".
"No he elegido China (continental) a causa del comunismo, que hace la vida menos práctica", explica en un perfecto mandarín.
Según su compatriota de 20 años, Alina Kuprii, Taiwán tiene una ventaja que Ucrania no tenía frente a una operación militar extranjera: la industria de los semiconductores.
La isla fabrica algunos de los chips más avanzados del mundo, un componente vital para la industria tecnológica mundial.
"Sería realmente peligroso si China invadiera Taiwán, ello afectaría realmente a todo el comercio mundial, no como Ucrania", dice.
Alina, estudiante de comercio, espera poder volver a su país para lanzar su carrera y utilizar lo que ha aprendido en Taichung para promover las relaciones comerciales entre Ucrania y Taiwán.
- "Extrañar al país" -
Pero Alina no puede dejar de pensar en sus padres, que se han quedado en Ucrania, porque "están muy apegados a su hogar".
La candidatura de Alina a la universidad ha sido considerada prioritaria ya que su ciudad de origen, Kryvyi Rig, la misma del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha sido muy bombardeada.
"Extraño tanto a Ucrania, extraño tanto a mi país", explica la joven. "Creo que la gente debería apreciar cada instante de la vida, estar agradecida por cada día".
La esperanza de una victoria final de Ucrania sigue latiendo entre los estudiantes.
"Llevará tiempo, pero sé que vamos a ganar", asegura Anna.
"Estamos defendiendo a nuestro país, nuestra independencia, nuestra libertad, nuestra decisión de no formar parte de Rusia, y también los principios de la democracia".
(B.Hartmann--BBZ)