En la ciudad ucraniana de Bajmut "no se puede huir de la guerra"
Si no fuera por los disparos de artillería que resuenan cerca y el ruido de las sirenas, Bajmut, en el este de Ucrania, sería un lugar tranquilo, bañado por el sol, con los paseantes caminando despreocupados.
Pero en Bajmut, como en otras ciudades del este de Ucrania, "no se puede huir de la guerra, no se sabe nunca donde nos encontrará", resume Liubov Mojayeva, una ingeniera agrónoma de 60 años que vino al centro cultural de la localidad a buscar comida.
"No te acostumbras nunca a la guerra, es horrible, terrorífico", añade esta mujer de ojos azules que, sin embargo, ni se inmuta ante el ruido de las detonaciones de la artillería.
Bajmut, que contaba con cerca de 70.000 habitantes antes de la guerra, se encuentra al sureste de Kramatorsk, la última gran ciudad que controla Ucrania en el Donbás (la cuenca minera que Rusia anhela controlar).
Bajmut, bombardeada varias veces en las últimas semanas, se encuentra a pocos kilómetros de la línea del frente.
Su caída abriría a las fuerzas rusas acceso a todas las partes del frente, incluida Kramatorsk.
La ciudad, conocida por la producción de un reputado vino espumante, perdió más de 30.000 habitantes desde el inicio de la guerra, según Dmitro Pidkuiko, responsable municipal de las evacuaciones.
- La evacuación ahora es más difícil -
En la parte trasera del ayuntamiento esperan unas treinta personas para subir en dos autobuses de la ONG ucraniana "Rescue Now", que les llevarán a Dnipro, una gran urbe industrial a cuatro horas de camino.
Pero las evacuaciones se han vuelto cada vez más difíciles por el recrudecimiento de los bombardeos y el peligro de las carreteras, reconoce uno de los conductores, Dima.
"Si la situación sigue empeorando, yo también me iré", afirma por su parte Pidkuiko, el encargado de la municipalidad.
Mientras espera, Sofia, una niña traviesa de 8 años, aferrada a un tigre de peluche, observa los que se van.
"Me gustaría irme a mí también, pero mis padres no quieren. Todo el mundo se fue, ya no hay niños de mi edad en el barrio", explica esta niña mientras juega con su pulsera de perlas.
Su madre confirma: "No nos iremos. Tenemos un refugio", explica esta antigua agente inmobiliaria.
Como pasa a menudo, en la ciudad se quedaron sobre todo las personas mayores, sin medios ni un lugar a donde huir. Algunas no ven un motivo para irse.
"Es triste, antes estábamos bien, y ahora es muy inestable, no sé a quién apoyar: ¿a los rusos, a los ucranianos?", se pregunta Valeri Pashchenko, un obrero de la construcción retirado que se mueve en silla de ruedas porque perdió una pierna.
"Igual los rusos vienen y me dan gas", afirma para sus adentros.
No lejos, Svetlana Pergat, una hermosa anciana de 86 años, medio ciega, afirma con la cabeza.
"No tengo miedo de nada ni de nadie, pero quiero que se acabe. No pensaba que pudiera darse otra guerra", dice esta mujer que vivió la ocupación alemana de Bajmut, entre 1941 y 1943.
Sin embargo, la ciudad vivió un corto episodio de violencia al principio de la guerra en el Donbás, en 2014. Los separatistas prorrusos ocuparon la ciudad durante dos meses y medio hasta que está volvió a manos de Kiev.
(L.Kaufmann--BBZ)