Habitantes de Karachi, abrumados por lluvias monzónicas que azotan Pakistán
Shazad Akbar carga a su hija de cuatro años sobre sus hombros mientras su esposa y él avanzan el martes, con agua hasta las rodillas, en una calle inundada de Surjani, un barrio pobre de la ciudad portuaria paquistaní de Karachi.
Su esposa enfermó durante la noche, pero Akbar no pudo llevarla antes al médico, ya que las lluvias monzónicas afectaron hasta la madrugada a esta megalópolis de 15 millones de habitantes situada en el sur del país.
"Solo recién consigo salir de casa", explica a la AFP, mientras que su esposa, vestida con una burka negra, se esconde detrás de él.
El monzón, que suele durar de junio a septiembre, es esencial para el riego de las plantaciones y la reposición de los recursos hídricos del subcontinente indio.
Pero cada año aporta también su parte de dramas y destrucciones. Este año ya causó numerosos daños en las ciudades donde, debido al deterioro de las infraestructuras y a la insuficiencia de los servicios públicos, las canalizaciones se obstruyen y el sistema de evacuación de las aguas se satura rápidamente.
Esto provoca inundaciones en las zonas más bajas y a menudo en los barrios pobres.
En Rahim Goth, un barrio marginal al oeste de Karachi, los habitantes tratan de sacar el agua de sus casas con cubos. Pero todos sus esfuerzos parecen vanos, ya que el agua se vierte en calles que siguen inundadas.
Este mes, 568 mm de lluvia cayeron sobre la ciudad, casi tres veces la media de los últimos años y más de cuatro veces las precipitaciones de hace dos décadas, informó al AFP Sardar Sarfraz, director del servicio meteorológico de Karachi.
Para el defensor del medio ambiente Arif Zubair, aunque el monzón siempre causó daños, la situación no deja de empeorar y el responsable es el calentamiento climático.
"Inundó todo el sur y sudeste de Asia", detalla a la AFP. "Las lluvias recientes son, por supuesto, un indicador del cambio climático mundial."
- Una bomba climática -
Pakistán es particularmente vulnerable al cambio climático. Figura en la octava posición de los países más amenazados por los fenómenos meteorológicos extremos, según un estudio de la ONG Germanwatch.
Pero los efectos del calentamiento también se ven exacerbados por la negligencia de las autoridades.
Karachi es particularmente vulnerable a las inundaciones debido a su expansión desenfrenada, en un terreno poco adaptado al desarrollo urbano.
"Estamos sentados sobre una bomba climática", comenta Zubair.
Más de 300 personas perecieron debido al monzón este año y las lluvias también arrasaron más de 600 km de carreteras y 50 puentes, según la Autoridad Nacional de Gestión de Riesgos Naturales.
Más de 10.000 viviendas se vieron dañadas en el país, siendo la provincia de Baluchistán (suroeste) la más afectada, según la misma fuente.
En Rahim Goth, muchos habitantes se refugiaron en los tejados, extendiendo una lona plástica entre postes para protegerse de la lluvia incesante.
Las autoridades "vienen cada año a preguntarnos cómo estamos, pero siempre ocurre lo mismo", observa Afsari Bano, intentando cocinar la comida para su familia.
Ésta había perdido casi todas sus pertenencias hace dos años, en otras inundaciones y recién se estaba recuperando.
Ahora está rodeada de agua contaminada por los residuos domésticos. "Vendrán enjambres de moscas y mosquitos", predice esta ama de casa de 50 años. "Si alguien muere, es casi imposible llevar a cabo un funeral", comenta.
(Y.Yildiz--BBZ)