Berliner Boersenzeitung - DOGE: Fracaso en recortar gasto

EUR -
AED 4.108088
AFN 78.847591
ALL 98.264846
AMD 433.946887
ANG 2.001665
AOA 1025.618398
ARS 1265.519883
AUD 1.738504
AWG 2.013209
AZN 1.897899
BAM 1.950106
BBD 2.261138
BDT 136.063334
BGN 1.955943
BHD 0.42159
BIF 3282.648936
BMD 1.118449
BND 1.452585
BOB 7.738613
BRL 6.292062
BSD 1.11985
BTN 95.435936
BWP 15.204877
BYN 3.664865
BYR 21921.607883
BZD 2.249472
CAD 1.562502
CDF 3209.949582
CHF 0.941284
CLF 0.027437
CLP 1052.740903
CNY 8.059937
CNH 8.064367
COP 4701.401976
CRC 568.749551
CUC 1.118449
CUP 29.638909
CVE 109.943008
CZK 24.934042
DJF 198.770873
DKK 7.461187
DOP 65.820383
DZD 149.154149
EGP 56.349945
ERN 16.776741
ETB 148.691965
FJD 2.53737
FKP 0.842357
GBP 0.842562
GEL 3.064645
GGP 0.842357
GHS 13.92501
GIP 0.842357
GMD 81.084886
GNF 9681.297858
GTQ 8.603572
GYD 234.290116
HKD 8.732014
HNL 29.124484
HRK 7.53265
HTG 146.533466
HUF 403.039957
IDR 18536.061604
ILS 3.962907
IMP 0.842357
INR 95.592869
IQD 1467.029723
IRR 47100.716049
ISK 145.096078
JEP 0.842357
JMD 178.738125
JOD 0.793314
JPY 164.0782
KES 144.841672
KGS 97.808316
KHR 4496.166646
KMF 492.537115
KPW 1006.632948
KRW 1569.070368
KWD 0.343979
KYD 0.933192
KZT 568.928511
LAK 24216.643341
LBP 100339.52277
LKR 334.325341
LRD 223.970063
LSL 20.420746
LTL 3.30249
LVL 0.676539
LYD 6.177962
MAD 10.395355
MDL 19.530325
MGA 5005.251547
MKD 61.525791
MMK 2348.053482
MNT 4001.416621
MOP 9.002276
MRU 44.467767
MUR 51.482548
MVR 17.279827
MWK 1941.761054
MXN 21.669828
MYR 4.797706
MZN 71.479805
NAD 20.421656
NGN 1792.270573
NIO 41.209861
NOK 11.608162
NPR 152.705864
NZD 1.894122
OMR 0.430576
PAB 1.1198
PEN 4.104733
PGK 4.652375
PHP 62.407234
PKR 315.373591
PLN 4.232699
PYG 8940.894618
QAR 4.083078
RON 5.104492
RSD 116.870854
RUB 89.894952
RWF 1604.144946
SAR 4.195454
SBD 9.351747
SCR 15.900204
SDG 671.629641
SEK 10.900856
SGD 1.454862
SHP 0.878926
SLE 25.444392
SLL 23453.32455
SOS 640.042666
SRD 40.712117
STD 23149.644062
SVC 9.798566
SYP 14541.748012
SZL 20.409678
THB 37.400575
TJS 11.607217
TMT 3.920165
TND 3.379134
TOP 2.619526
TRY 43.365188
TTD 7.580004
TWD 33.944153
TZS 3019.176959
UAH 46.491854
UGX 4091.055048
USD 1.118449
UYU 46.783403
UZS 14485.705031
VES 103.955393
VND 29001.392469
VUV 134.356846
WST 3.118873
XAF 654.058992
XAG 0.034713
XAU 0.000352
XCD 3.022665
XDR 0.821655
XOF 654.04733
XPF 119.331742
YER 273.405634
ZAR 20.426521
ZMK 10067.392492
ZMW 29.816742
ZWL 360.140245

DOGE: Fracaso en recortar gasto




El Departamento de Gasto Eficiente del Gobierno (DOGE), una iniciativa lanzada en 2024 bajo la administración de Donald Trump, prometía revolucionar la gestión fiscal de Estados Unidos recortando gastos innecesarios y optimizando el presupuesto federal. Sin embargo, a más de un año de su creación, DOGE ha sido catalogado como un rotundo fracaso, incapaz de cumplir sus ambiciosos objetivos y generando más críticas que resultados concretos. Este artículo analiza las razones detrás de su ineficacia y el impacto de su desempeño en la economía estadounidense.

DOGE, liderado inicialmente por figuras como Elon Musk y Vivek Ramaswamy, se presentó con la misión de identificar y eliminar gastos federales superfluos, reducir la burocracia y mejorar la eficiencia del gobierno. La propuesta resonó entre quienes abogaban por un gobierno más austero, especialmente tras años de déficits fiscales crecientes. Se estimaba que el gobierno federal gastaría 6.8 billones de dólares en 2024, con un déficit proyectado de 1.9 billones. DOGE prometía ahorros significativos, con metas iniciales de recortar al menos 2 billones en una década.

Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. Hasta abril de 2025, los recortes verificables atribuidos a DOGE apenas alcanzan los 100 mil millones de dólares, una fracción de lo prometido, y muchos de estos ahorros provienen de ajustes ya planificados antes de su creación. Programas sociales, infraestructura y defensa, que representan la mayor parte del presupuesto, han resultado intocables debido a presiones políticas y necesidades prácticas. Por ejemplo, intentos de reducir fondos para Medicare o el Departamento de Defensa enfrentaron fuerte oposición en el Congreso, limitando el margen de acción de DOGE.

La estructura de DOGE también ha sido un obstáculo. Diseñado como un organismo consultivo sin autoridad ejecutiva directa, depende de la aprobación de otras agencias y del Congreso para implementar cambios. Esta falta de poder real ha frustrado sus esfuerzos, dejando muchas recomendaciones en el limbo. Además, la rotación de personal clave, incluidas las salidas de algunos asesores prominentes, ha mermado su capacidad operativa. La complejidad del presupuesto federal, con miles de partidas entrelazadas, ha demostrado ser un desafío mayor de lo anticipado.

Otro factor crítico es la percepción pública. DOGE fue promocionado como una solución audaz, pero su incapacidad para generar ahorros visibles ha alimentado el escepticismo. Encuestas recientes muestran que solo el 22% de los estadounidenses cree que DOGE ha tenido un impacto positivo, mientras que el 60% lo considera ineficaz. La retórica inicial, que prometía recortes drásticos sin afectar servicios esenciales, resultó insostenible, erosionando la confianza. Las críticas también señalan que DOGE ha desviado atención de reformas fiscales más amplias, como la simplificación del código tributario o el aumento de ingresos.

El contexto económico no ha ayudado. Con una inflación que, aunque moderada en 2025 (alrededor del 2.5%), sigue presionando los costos, y un crecimiento del PIB proyectado en un modesto 1.8%, los márgenes para recortes agresivos son limitados. La deuda nacional, que supera los 34 billones de dólares, exige soluciones integrales más allá de la reducción de gastos. DOGE, sin una estrategia clara para abordar el lado de los ingresos, como impuestos o crecimiento económico, ha quedado atrapado en un enfoque unilateral.

El impacto de DOGE en la política fiscal ha sido mínimo, pero sus consecuencias políticas son notables. La percepción de fracaso ha debilitado la narrativa de eficiencia gubernamental promovida por sus defensores, afectando la credibilidad de iniciativas similares. Algunos analistas argumentan que DOGE podría haber funcionado mejor como una comisión temporal con metas específicas, en lugar de una entidad permanente con expectativas infladas.

Mirando hacia adelante, el futuro de DOGE es incierto. Sin ajustes significativos en su mandato o estructura, es improbable que cumpla sus promesas originales. La experiencia subraya una lección clave: recortar el gasto federal requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque práctico y coordinado que DOGE no ha logrado implementar. Mientras el déficit sigue creciendo, Estados Unidos necesita soluciones más robustas para garantizar la sostenibilidad fiscal.